A cada uno de su propia muerte (2001) es el primero de una serie de siete novelas policiacas, hasta ahora, que tiene como protagonista al Comisario Proteo Laurenti. Escrito originalmente en alemán ha tenido mucho éxito en Alemania e Italia y se ha realizado una serie de televisión con Laurenti como protagonista.
Proteo Laurenti es el jefe de la policía criminal de Trieste. Está casado con Laura y tienen tres jóvenes hijos Livia, Patrizia Isabella y Marco. Su secretaria se llama Marietta y su asistente el cabo Sgubin. Iremos familiarizándonos con su amiga Rossana Di Matteo, la jefa de la sección local del diario Piccolo, y con sus colegas y jefes de los diferentes cuerpos policiacos de Trieste.
Se podría decir que en esta novela el contexto determina el tipo de los crímenes. Por su muy privilegiada situación geográfica y por su historia marcada por la influencia eslovenia y germana. Trieste es un punto estratégico para el comercio internacional y favorece el tránsito de lanchas rápidas para el traslado de ilegales, jóvenes mujeres y contrabando de todo tipo de mercancías. El autor muestra como en la economía de mercado Trieste es un nicho floreciente para la criminalidad globalizada organizada en grandes o pequeños consorcios.
En julio de 1999 en el Golfo de Trieste navega a la deriva el imponente yate de marca Ferreti, de Bruno de Kopfersberg, el más importante hombre de negocios de Trieste. Los restos de Kopfersberg serán encontrados días después. Laurenti recuerda que su primer caso en esa ciudad fue la desaparición de su esposa Elisa de Kopfersberg en 1977, también en un yate, que nunca pudo resolver y que siempre sospechó del marido. La pareja tuvo un hijo Spartaco que tenía siete años y ahora vive en Viena y posee un yate marca Corbelli que rivaliza con el lujo y velocidad del de su padre. Laurenti también recuerda que ahora, como entonces, los barcos de la Capitanía que patrullan el golfo habían dado la alarma de tiburones.
Una serie de personajes ligados con los negocios internacionales, la banca, la política y la mafia habían sido convocadas a una reunión en la villa de la Via del Porta de Bruno Kopfersberg. Ante el asesinato de éste parece que el hijo quiere tomar las riendas. Entre los invitados está el vienés Dr. Otto Wolferer funcionario de la Agencia Europea para Intervenciones Rápidas, los croatas Víctor Drakic y su hermana Tatiana, ahora amante de Kopfersberg. Se trata de asegurar que la ayuda la UE a los damnificados por el terremoto en Turquía se centralice en Trieste y utilizar los permisos para poder sustituir contenedores de sus barcos con mercancías caducas y revenderlas, además de proveerlos del perfecto esquema para otro tipo de contrabandos más lucrativos como el de seres humanos, sobretodo el de jóvenes-niñas para el negocio de prostitución y, por supuesto, droga. Ilegales de Croacia, Montenegro, Albania, Rumania, Pakistán, China, llegan así a Trieste esperando poder trasladarse a Europa occidental.
Una de las jóvenes prostitutas de origen ucraniano de nombre Olga Jartov, trabajaba en la Via del Porta. Robó una caja con fotografías de los asistentes a las fiestas que se daban en la villa y el diario de Elisa. Olga fue asesinada pero la caja con las fotos y el diario llegaron a Laurenti quien así tuvo la certeza del asesinato de Elisa y de Bruno y las pruebas para capturar a los involucrados en los negocios ilegales. Coordinados por Laurenti, los diferentes cuerpos de orden de la ciudad, sitiaron la villa y apresaron a los personajes coludidos.
Al principio escribí que la costa de Trieste condiciona cierto tipo de crímenes como el tráfico de personas y mercancías y es idóneo lugar de reunión de hombres de negocios. La ciudad de Trieste mira a Italia. Está situada en una estrecha franja entre el Mar Adriatico y Eslovenia, por lo que tiene una importante población eslovena y comparte también tradiciones germanas. Fue parte de la antigua cultura romana y a partir de la caída del Imperio Romano de Occidente estuvo ocupada sucesivamente por bizantinos, lombardos, francos, venecianos y en el siglo diecinueve fue el puerto más importante del Imperio Austrohúngaro de los Hapsburgo. Después de la Primera Guerra Mundial formó parte de Italia y después de la Segunda Guerra Mundial en 1947 fue un ciudad estado, retornando a Italia en 1954.
Laurenti nos pasea por un paradisiaco Trieste, recorriendo la costa y disfrutando la cocina local. El periodico local se queja de que hay 15 prostitutas y que aparentemente las fiestas y reuniones en la Villa de la Vía de la Porta, fue solo un suceso que resuelto hace que la ciudad regrese a su vida plácida y tranquila. ¿Será?
Veit Heinechen. Selva Negra, Baden-Wurtemberg, Alemania. 1957.
Veit Heinechen. A cada uno su propia muerte. España: Siruela. 2006. 304 págs. (Spanish Edition). Kindle Edition.
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