DS George Cross
“I have Asperger’s syndrome, or autism spectrum condition, however you prefer to refer to it” (The Politician).
Tim Sullivan (Reino Unido, 1958) crea un detective con la condición del espectro autista, y lo hace un gran personaje. Para DS George Brunel Cross, el protagonista de hasta ahora siete libros publicados, el autismo no era una discapacidad, ni un impedimento. Era un don.
El detective sargento George Cross era el más exitoso sargento detective de la Unidad de Delitos Mayores de la policía de Avon y Somerset de la ciudad de Bristol, en el sudoeste de Inglaterra. Gracias a la forma ordenada y meticulosa como Cross turnaba los expedientes a la fiscalía, noventa y siete por ciento de sus casos concluían con la condena de los acusados.
De igual forma, ordenada y meticulosa, el autor va presentando las investigaciones de Cross. Con la perspectiva de una persona con capacidades diferentes, las novelas ofrecen un panorama de los procesos judiciales y un acercamiento a la condición del espectro autista.
Los crímenes que DS Cross investiga se desarrollan en el ámbito doméstico de un dentista, un ciclista, una paciente, una política, un monje, un maestro y un librero.
George Cross se había hecho policía porque quería resolver crímenes, porque le encantaban los enigmas que planteaban, porque le atraían los casos de los desposeídos, porque él se había sentido marginado y un inadaptado social.
El orden y una paciencia infinita aumentaban sus habilidades deductivas. Se guiaba por las evidencias y por los hechos que investigaba minuciosa y reiteradamente. Planeaba cuidadosamente los interrogatorios a los sospechosos. Repetía una y otra vez la misma pregunta. Engañaba al sospechoso con largos silencios que lo hacían ver lento (algo que tenía en común con Maigret, su detective de ficción preferido). Solamente el jefe de la unidad DCI Ben Carson y él tenían oficina propia, porque Cross no podía tolerar el ruido de personas hablando. Por eso le gustaba la sala de interrogatorios, por el silencio y porque podía identificar los sonidos que escuchaba.
Cross está en sus cuarentas, nació en la década de los ochenta. Es un poco calvo y de mediana estatura. Vivía solo y cenaba una vez a la semana con su padre Raymond Cross quien había sido ingeniero aeronáutico en Filton, el lugar donde se construyó el Concorde. Su madre los había abandonado cuando él tenía cinco años. George suponía (luego sabremos que equivocadamente) que no pudo enfrentarse a las “rarezas” de su hijo. (El primer diagnóstico de un paciente de Asperger en el Reino Unido se dio a mediados de los noventa).
No era un hombre religioso. Como le gustaba la música religiosa para órgano, había llegado a un acuerdo con Stephen el joven párroco de la parroquia de St Paul, quien le permitía tocar el órgano a cambio de que Cross lo reparara y le diera mantenimiento.
No soportaba ni objetos, ni hechos fuera de lugar. Colocaba los primeros en un estricto orden en las mesas o escritorios y los hechos en sus listas. Solía intervenir con eruditas explicaciones que nadie le pedía y que a veces causaban la irritación de la detective Ottey.
Estaba consciente de que tenía que ser más sociable pero no asistía a reuniones sociales. No bebía alcohol. Entendía las frases hechas de una forma literal, no entendía el humor ni la ironía y no utilizaba ninguna sutileza, era directo. No saludaba de mano y dejaba la mano extendida de quien lo saludaba. Nadie podía abrazarlo. No entendía las expresiones de disculpa de “¿perdón?” o “lo siento”, “no tenías que molestarte”. No daba las gracias y no podía aceptar ningún tratamiento preferencial y le horrorizaba saltarse una cola.
Su colega DS Ottey, una madre soltera en sus treinta con dos hijas se fue convirtiendo en su traductora social. DCI Carson era el superior de la unidad y la joven Alice Mackenzie su “Police Staff Investigator”. La patóloga Clare Hawkins odiaba cuando Cross le preguntaba algo sobre la causa de alguna muerte, “because his asking meant he already had the answer”. En The Politician aparece otro personaje, Michael Swift “forensic scientist, or crime scene investigator”.
George Cross no tenía automóvil, se movía en bicicleta. Desayunaba todas las mañanas en el mismo café, lo mismo y cada alimento en diferentes platos. Siempre llevaba su tenedor y su cuchillo envueltos en una servilleta de papel. No le gustaba mezclar colores en el mismo plato, como zanahorias con calabazas. Con la única persona que comía era con su padre. No toleraba los ruidos que las personas podían hacer al comer. “He ironed everything, even his bed sheets. But it was the ironing of his shirts that filled him with immense satisfaction”. Preparaba lo que para él era una taza perfecta de té:
“A cup. Obviously. Bone china, preferably. It maintained the temperature of the tea perfectly, and the thinness of the rim meant that the drinker’s lips weren’t forced too far apart, enabling them to sip rather than gulp. A sip opens the palate to the complexities of the leaf. A gulp does not. The thin cup also gave the tea maximum exposure over the mouth’s tastebuds, giving the drinker a more complete experience”. (The Politician)
The Dentist
En Bristol apareció el cuerpo sin vida de un hombre viejo, un homeless, con ropa vieja y apestando a alcohol. Había sido estrangulado. Cross se fijó en una mochila que contenía restos de comida, latas de sidra y un vale de compra. Traía dos anillos de matrimonio con iniciales grabadas por lo que dedujo que el hombre era viudo. Su trabajo dental era caro, usaba lentes de contacto esclerales, utilizados para una rara afección llamada queratocono. A partir de los datos anteriores descubrieron que iba a un hostal donde se veía con otro homeless de nombre Badger, un veterano de guerra a quien Cross interrogó largamente.
El nombre de la víctima era Leonard Carpenter. Había sido un dentista de prestigio que desapareció años atrás después del asesinato de su esposa Hilary Monkton. Cross estaba seguro de que, si resolvía el asesinato de Hilary, resolvería el de Leonard. Cross interrogó largamente a las hijas y al yerno.
Hilary Carpenter Monkton había sufrido un accidente automovilístico en 1988. Su carro se había impactado con otro en el que viajaban una pareja y su hijo pequeño. La pareja murió. Hilary rescató al niño y lo salvó de una muerte segura. El día del asesinato de Hilary un vecino había visto un coche Jaguar rojo frente a su casa.
El detective encargado de la investigación de este asesinato había sido DCI Stuart MacDonald. MacDonald y su esposa Sheila habían dedicado su vida a acoger a niños (foster parents), habían adoptado a uno de ellos, Malcolm Clay. Cross se sorprendió al ver el lujoso coche que McDonald conducía. Cross los interrogó largamente.
The Cyclist
En una obra en construcción se encontró el cadáver de un hombre joven, envuelto en polietileno. La autopsia reveló que había muerto por un golpe en la parte trasera de la cabeza. En la sala de autopsias Cross se dio cuenta de que el joven tenía muy poca grasa corporal, los muslos eran abultados, gruesos, firmes, y en la parte superior de los brazos y en los muslos tenía líneas de bronceado. No tenía callos en las manos y habitualmente usaba gafas de sol. “Our John Doe is a cyclist. Possibly professional”. SD George Cross sabía mucho de ciclismo y le pidió a Clare, la patóloga, que revisara la autopsia.
En el club de ciclismo Avon confirmaron su identidad. Su nombre era Alex Paphides, había estado entrenando para participar en la carrera de L’Étape en París. Los competidores habían organizado un entrenamiento en Tenerife. La víspera de la partida, Alex les había mandado un mensaje diciendo que se había lastimado.
Su familia, los padres y su hermano Kostas eran dueños del Adelphi, un restaurante griego. Debbie era una joven de dieciséis años que vivía con ellos, pero no era mesera.
Las líneas de investigación incluyeron el club de ciclismo; el hecho de que Alex deseaba expandir el negocio por lo que había estado buscando inversores que resultaron estar ligados con mafias. La revisión de la patóloga mostró que Alex había estado consumiendo drogas para mejorar su rendimiento; por sus nexos con ciertos personajes supieron que también estaba traficando con ellas. Para Cross, Alex sufría de “kakorrhaphiophobic”, el “temor al fracaso”, explicó y por esto entrenaba más horas.
Pero nada de lo anterior convenció a George. Con paciencia escudriñó y realizó un cronograma de las últimas horas de la vida de Alex. El o los asesinos estaban cerca, y no confesaron hasta que fueron sometidos a los interminables y repetitivos interrogatorios de Cross.
Cross acabó resolviendo este asesinato y otro cometido casi veinte años atrás.
The Patient
“Flick Wilson was killed by a dose of diamorphine. The absence of the container containing the drug makes us believe that it was administered by a third party”.
Adiciones, sobredosis, muertes asistidas, abuso de mujeres, asesinatos. Y voyerismo.
La joven Flick Wilson había sido adicta a las drogas, que dejó completamente cuando se convirtió en madre. Había conseguido un trabajo permanente en una lavandería, alquiló un departamentito cerca de su madre y cuidaba amorosamente de su hija de dos años.
Una tarde murió. La autopsia reveló que había muerto por una sobredosis. Su madre fue a la estación de policía, habló con DS George Cross, le insistió que su hija no estaba usando drogas, que no se había matado, que estaba tranquila, disfrutando a su pequeña hija. Flick, dijo, había sido asesinada. Cross le preguntó dónde estaba la niña cuando su hija se inyectó, la madre le dijo que Flick estaba con ella, la acababa de acostar.
Cross pidió los análisis de toxicología. Usualmente las muertes sobredosis eran causadas por heroína. En este caso no había residuos de su uso desde seis meses atrás, sino de diamorphine, un derivado de la heroína usado como analgésico en caso de dolor intenso cuyo uso estaba controlado.
Simon Aston era su exnovio, también adicto. Brian era su vecino que era enfermero. Danny Stoke era el dueño de la lavandería donde ella trabajaba medio tiempo. Y el Dr. Benedict Sutton, era su psicoterapeuta. Todos fueron sometidos a los interrogatorios de Cross.
El Dr, Benedict Sutton era partidario de la muerte asistida. Había acompañado a pacientes a Suiza y su madre y su esposa habían tenido su muerte asistida. Cuando Cross y Ottey fueron a su consultorio, Cross se sorprendió del orden que llevaba su asistente Diana, “he noticed how immaculately tidy her desk and the shelves behind her were. She was immensely organised. He was impressed”. “… The thing is with Di, I think she’s probably on the spectrum”.
Necesitaron una orden judicial para que Diana les entregara los registros de los pacientes del doctor Sutton. Encontraron que muchos de sus pacientes se habían suicidado.
Los interrogatorios que Cross realiza al doctor Sutton planteaban reflexiones sobre la diferencia entre suicidio y muerte asistida. Pero para George Cross la cuestión era ¿cómo y porqué los pacientes habían dado su consentimiento para inyectarse la diamorfina?
Había alguien con conocimientos y oportunidad. Y alguien a quien no le interesaba mitigar el dolor, sino ser testigo de cómo una persona muere, con una patología voyerista.
“Are you on the spectrum, Sergeant?’ he asked.
Cross didn’t react in any way to this question. ‘Did you encourage Leah Sommers to end her life?’ he asked.
‘I’m thinking Asperger’s, probably,’ Sutton went on.
‘Did you encourage Leah Sommers to end her life?’ Cross asked again.
‘Although the view these days is to say Autistic Spectrum Disorder rather than Asperger’s.
‘Did you encourage Leah Sommers to end her life?’ Cross asked.
‘Are you autistic, Sergeant?’ Sutton asked.
The Politician
Marina encontró a su empleadora Peggy Frampton muerta en su recámara. Parecía que habían entrado a robar y la habían golpeado. Estaba sola en su casa, era frecuente que su esposo Luke Frampton que era abogado pasara la noche en Londres y sus hijos ya mayores vivían aparte, Justin de 32 años y Sasha de 29.
Michael Swift, científico forense, o investigador de la escena del crimen, se suma al equipo, era un pannapictagrafista, un coleccionista de cómics, explicó Cross. La patóloga Clare Hawkins declara que había muerto por asfixia después de haber recibido un traumatismo contundente en la cabeza. La Chief Superintendent Heather Matthews es nombrada la oficial encargada del caso y a Alice Mackenzie se le encarga realizar la “victimología” de Peggy Frampton (ciencia multidisciplinaria que se ocupa del conocimiento relativo a los procesos de victimización y desvictimización).
Peggy Frampton tenía 62 años era abogada y una “influencer” con millones de seguidores y escritora. Había sido alcalde de Bristol. Tenía una larga carrera de éxitos en programas sociales; era una activista social; respondía preguntas del público en sesiones on line; tenía un blog. Polly Jenkins era su nueva asistente porque Janette Combes que había sido su asistente y mano derecha desde su época de alcaldesa, había decidido tomar un año sabático.
Cross y Ottey buscaron a Janette Combes. Su esposo Mark Coombes, les dijo que no era fácil tener comunicación con ella, estaba viajando por el triángulo dorado del sudeste asiático, que ella quería descansar de todo, de su trabajo, de sus responsabilidades, de su matrimonio, que una vez al mes lo llamaba, por lo que él le había enviado un correo contándole la muerte de Peggy Frampton. Que ella quería regresar pero que él le dijo que no había nada que hacer, que siguiera su viaje. “Did you know Peggy Frampton?’ Cross asked. ‘Yes, of course. I used to joke there were three of us in our marriage”.
Parecía un asalto, pero entonces, ¿porqué la habían asfixiado con una bolsa de plástico después del golpe? Para Cross ningún dato era irrelevante, pero todavía no sabía qué era relevante. “And how do you suggest we do that?’ ‘Concentrate on the “why” rather than the “how”.
La investigación fue siguiendo diversas líneas: un hombre llamado Michael Ribble culpaba a Peggy Frampton por que su novia había terminado con él. Habían desaparecido joyas valiosas de la caja fuerte. El hijo Justin, dedicado a la venta de antigüedades, estaba teniendo problemas económicos.
Parecía que Peggy quería divorciarse de su esposo Luke Frampton, quien había abandonado su “chamber” porque sus colegas no habían apoyado “his application for silk”, por su predilección por el sexo opuesto. Luke Frampton tenía una relación con Agnesha Dragusha la hija de uno de sus clientes, el jefe de una familia albanesa del crimen organizado en el Reino Unido que estaba preso y que ejercía el poder desde dentro a través de su hijo Mikki.
Además, estaba el hecho de la vehemente oposición de Peggy Frampton a un desarrollo inmobiliario millonario y su enfrentamiento con los promotores Adam Chapel, Pat Morris y Simon Trethone. Y la relación de Chapel, Mike Rowbotton y Clive Bland cuya madre era albanesa
“Cross played the search back in his head moment by moment, piece by piece, revelling in his discovery”.
‘You’ve spoken to her?’ Cross asked. ‘Yes. Last night. Oh bugger,’ he said. ‘I keep forgetting. I’m so sorry. I will organise a time for you to speak. I promise”.
“… was then charged not only with the murder of Peggy Frampton, but also that of … “
The Monk
Para George Cross la reacción emocional en una escena del crimen era una distracción innecesaria. Pero lo que vieron en los confines del bosque de Goblin Combe fue además de escalofriante, muy confuso. El camino para llegar ahí fue difícil, llovía, el olor era fétido, vieron un hombre cuyo cuerpo ya estaba en descomposición, había sido atado a una silla con una cinta adhesiva industrial. El hombre estaba vestido de negro, parecía un hábito con escapulario y capucha.
La víctima era un monje benedictino. Dom Dominic August, del monasterio de San Eustaquio localizado a quince kilómetros del bosque.
Descubrirán que lo habían secuestrado, que lo habían atado a una silla, que lo habían golpeado una primera vez y de nuevo casi veinte horas después antes de transportarlo y colocado en el bosque.
DCI Carson, el superior de la unidad de crímenes mayores, preguntó quién quería hacer eso a un monje benedictino. Cross pensó que la pregunta correcta era ¿por qué?
El abad del monasterio invitó a Cross a quedarse en una celda mientras realizaba su investigación. Para Cross fue un placer pasar los días siguiendo las mismas rutinas monacales, apreciaba sobre todo la continuidad y la predictibilidad. Le gustó el silencio de los monjes, sus celdas, pasillos, la capilla, los jardines y las sencillas comidas en silencio.
Dominic ayudaba a cuidar a las abejas, llevaba las finanzas del monasterio, y era un prestigiado restaurador y encuadernador de libros sacros valiosos.
Cross interrogó a todos los monjes, descubrió que el monasterio había estado recibiendo donaciones anónimas y que un joven monje parecía enamorado de Dominic.
La oficial Mackenzie descubrió en un USB con expedientes de la computadora del monasterio, un correo que le llamó la atención: el emisario era un Martin Bates quien había trabajado con el billonario Patrick Murphy. Éste le había encomendado a Dominic la restauración y encuadernación de un “libro de horas”. Dominic dudó de su autenticidad.
Descubrirán que el nombre de Dominic August era Alexander Mount, tenía 45 años. Quince años antes vivía en Londres, trabajaba para el banco centenario de la familia Cubbitt. Julian Cubitt había sido el último director antes de que el banco tuviera que cerrar por los malos manejos de su hijo Nick, quien había tenido que pagar una condena de siete años en la cárcel.
Cross encuentra el recibo de una pintura escondida entre la encuadernación de una biblia. Y una pintura escondida tras otra pintura, escondida a plena vista.
El equipo policiaco descubre unos correos electrónicos entre Julian Cubbit y su abogado. Julian Cubbit estaba casado en segundas nupcias con Rosemary Tate. Cross lleva a cabo sus repetitivos y largos interrogatorios, pero a cada uno por separado…
The Teacher
“Alistair Moreton was very much dead. His dog, a large German shepherd, lay nearby, watching protectively as the police team did their work”.
DS George Cross, DS Ottey, Police staffer Alice Mackenzie, la patóloga Clare Hawkins, el científico forense Dr. Michael Swift y el superior de la Unidad de delitos Mayores de la ciudad de Bristol, DCI Bern Carson, investigan el asesinato de Alistair Moreton, un director de escuela.
Desde que Cross llegó a la escena del crimen, se interesó por el perro de la víctima. “But then Cross noticed something about the dog’s mouth. Perhaps he had something he could tell them after all”.
En el pueblo de Crockerne, Alistair Moreton tenía fama de cascarrabias. Había presentado varias denuncias contra sus vecinos, la joven pareja formada por Tamsin y Barnaby Cotterell quienes tenían un piso en Londres y pasaban los fines de semana en Crockerne. Cross les preguntó si tenían perro, “We do. Two, actually.’ ‘What breed?’ ‘Rhodesian Ridgebacks.’ ‘Do you bring them to the country with you at weekends?’ ‘Obviously,’ replied Barnaby Cotterell”.
Pero Cross no iba a dirigir esta investigación sino DI Bobby Warner de la Policía de Kent. Carson le advirtió a Warner que George tenía el síndrome de Asperger. “Autism Spectrum Condition,’ interrupted Cross. ‘Oh, I’m sorry, George. I thought you told everyone you preferred—’ ‘I did further research and have changed my position on the matter.’ ‘Of course. Good to know. George has Autism Spectrum Condition—’ ‘Also known as Autism Spectrum Disorder. But I don’t see it as a disorder. Just to be completely clear,’ Cross interrupted again”.
La forma de trabajar de Carson y la de Warner eran tan diferentes como contradictorias y (para el placer del lector), enloquecieron desde el primer momento a Warner. Cross empezó, como siempre, a informarse de todo lo relacionado con la víctima y Warner se apresuró a detener al vecino como culpable.
Cross empezó interrogando a los habitantes de Crockerne. Se enteró, entre muchas otras historias, del fuerte altercado que había tenido la víctima con un hombre llamado Malcolm Fisk. La vicaria le platicó que Alistair Moreton se había roto la cadera el año pasado, que tenía un carácter muy complejo, que casi era un recluso, que frecuentemente era mal entendido por los vecinos, que le gustaba hablar de literatura. Había sido el director de una pequeña escuela católica. Unos días antes de que se encontrara su cuerpo sin vida la vicaria fue a visitarlo, ella sabía que estaba en la casa pero él no le abrió, ‘The thing is, Sergeant, and I know you’ll probably think this is silly, but when I went up to Alistair’s house, I was convinced there was someone else there. In the house.’
Alistair Moreton tenía un hijo que lo visitaba regularmente. Era un político Tory de Dorset, se llamaba Sandy Moreton, famoso por sus opiniones de extrema derecha, anti migrante y anti aborto y anti matrimonio de parejas del mismo sexo. “Recently lost the Tory party whip,’ remarked Cross. ‘Not only that, his constituency has just successfully petitioned for his recall. There’s going to be a by-election. It was announced on the day of Alistair’s murder.’
Los lectores nos sorprendemos y nos deleitamos de lo que fue descubriendo George Cross sobre Alistair Moreton y de su hijo Sandy. Y de Warner, el detective que presumió haber resuelto rápidamente la investigación del asesinato del director de escuela.
The Bookseller
“He walked into the famous white building of Sotheby’s with the familiarity of an Edwardian gentleman entering his favourite London club. He checked his pocket watch, suspended by a brass chain from his waistcoat, and made his way through to the auction room. He’d registered for this morning’s sale and so picked up his numbered paddle”.
Torquil Squire, nonagenario, es un prestigiado librero, un bibliófilo, un experto en libros valiosos, antiguos, raros. Es el propietario de Squire’s Rare Books en la ciudad de Bristol. Vivía en el ático sobre la tienda. Era un rostro conocido en las subastas de libros, sabía cuándo alzar su paleta y cuando pujar. El día que su hijo Ed fue asesinado, había ido a Londres a la subasta de un tercer folio de Shakespeare, extraordinariamente raro porque había sido una de las pocas copias que no fueron destruidas en el gran incendio de 1666. La puja fue vertiginosamente en ascenso hasta alcanzar el precio récord, sin precedentes de 1.2 millones de libras.
“Cross liked bookshops and libraries. The latter in particular”. A Cross le gustaban las librerías y las bibliotecas. Especialmente la de Squire’s Rarer Bookds a la que solía ir con su padre. Alguien había sido asesinado.
Cross y Ottey entraron a la librería, olía a humedad, a libros viejos, a cuero, a pergamino. Los libros ocupaban todo el espacio del primer piso. En el segundo piso había grandes libreros con puertas de vidrio que custodiaban los libros raros, caros. En el extremo del piso, junto a un escritorio cubierto por libros, yacía el cuerpo de Edward Squire.
Cross había aprendido con los años que cada escena del crimen tenía una historia que contar. Y que cuando no se encontraba una línea de investigación obvia, se debería analizar la “victimología”, esto es construir la imagen de la vida de la víctima, en este caso, Ed Squire. “It’s the only starting point we have’”.
Ed Squire era el único hijo de Torquil Squire. Como su padre era librero. Estaba casado con Victoria Hartwell, tenían dos hijos Charlotte y Sebastian. En la librería trabajaba la joven Percy, Persephone hija de Ian Hartwell, el hermano de Victoria. Y SamTaylor.
Cross u Ottey investigan a otros libreros como Patrick Gibb de Carnegie Book’s, especializado en libros de Evelyn Waugh* y al hacerlo entramos al mundo de la competencia por los libros raros y caros, de los robos y falsificaciones, de las tácticas de los postores para aumentar el precio de los libros subastados, y de que los bibliófilos seguían entre ellos una especie de código de honor, “omerta bibliófila”.
La joven Persephone los puso en la pista de unos rusos que, según le había dicho su tio Ed, lo tenían atemorizado. Per había vivido en la casa de Ed una temporada. Cross notó que el tío y la sobrina política habían sido cercanos.
La pista de los rusos los llevó al fraude que realizó Ed en la venta de las cartas de Cristóbal Colón a los reyes Isabel y Fernando II fechadas en 1493, al oligarca ruso Oleg Dimitiriev. Las cartas no eran falsas, eran robadas. El ruso perdió dos millones de libras. Para Torquil fue un golpe terrible a su reputación de Torquil.
Pero a Cross seguía preguntándose ¿quién había abierto la puerta el día del asesinato? ¿Y a quién?
He rummaged around and brought out the black notebook he used to note down Ottey’s social bon mots of guidance she would occasionally lob in his direction. He flicked through a few pages until he found what he was looking for. Then he sighed and looked up. ‘Are you hungry?’ he asked, without much enthusiasm. ‘I am, as it happens. But I don’t want to impose,’ she replied. ‘Oh, good,’ replied a relieved Cross, satisfied he had fulfilled the requisite social norms, satisfactorily. ‘Having said that, I wouldn’t say no,’ she went on. ‘To what?’ ‘Joining you for supper,’ she said brightly. ‘And before you ask, no I don’t.’ ‘Don’t what?’ he asked. ‘Have any allergies you should know about,’ she replied.
*Evelyn Waugh, 1903-1966. Famoso por su novela Brideshead Revisited
Tim Sullivan es guionista, director de cine y televisión, y novelista.
Tim Sullivan (inglés nacido en Alemania, 1958)
Tim Sullivan. The Dentist (A DS Cross Thriller) UK: Head of Zeus. 2021. 362p. Edición de Kindle.
—The Cyclist(A DS Cross Thriller) UK: Head of Zeus. 2021. 268p. Edición de Kindle.
—The Patient(A DS Cross Thriller) UK: Head of Zeus. 2022. 390p. Edición de Kindle.
—The Politician (A DS Cross Thriller) UK: Head of Zeus. 2022. 386 p. Edición de Kindle.
—The Monk (A DS Cross Thriller) UK: Head of Zeus. 2023. 414p. Edición de Kindle.
—The Teacher (A DS Cross Thriller) UK: Head of Zeus. 2024. 407p. Edición de Kindle.
—The Bookseller (A DS Cross Thriller) UK: Head of Zeus. 2025. 359p. Edición de Kindle.
Comentarios