Detective CHICAGabriel John Utterson

El extraño caso del Dr. Jekyll y el Sr. Hyde es sin duda un texto precursor de las explicaciones de la mente humana. Su lectura muestra que de una u otra forma, en diferentes niveles y en determinadas circunstancias, todos somos o podemos ser Jekyll o podemos ser Hyde. Y que también somos o podemos ser, un «Utterson», siempre buscando, o, mejor dicho, investigando.

“If he be Mr. Hyde,» he had thought, «I shall be Mr. Seek.” »  El abogado Gabriel John Utterson pensó, “sí él es el Sr. Esconder, yo seré el Sr. Buscar

STORY OF THE DOOR”.  El abogado Gabriel John Utterson y su primo Richard Enfeld acostumbraban a pasear los domingos por las calles de Londres. Uno de esos domingos, al llegar a una calle del barrio de Soho, Richard Enfeld le platicó un incidente que había presenciado tiempo atrás en esa calle, frente a una extraña casa con una sola puerta. Un hombre de aspecto desagradable había agredido a una niña; la familia y vecinos defendieron a la niña y le pidieron una compensación al agresor, quien entró a esa casa y regresó con un cheque que resultó estar firmado por el amigo de Utterson, el Dr. Henry Jekyll.

SEARCH FOR MR. HYDE”.  Este incidente y la reclusión de su amigo y cliente el Dr. Jekyll, inquietaron al abogado. Así como una cláusula del testamento que Jekyll había levantado frente a él y dejado a su resguardo, en el que dejaba todas sus posesiones a su amigo y benefactor Edward Hyde. A pesar del firme consejo de su abogado de no incluir la siguiente cláusula

….in case of the decease of Henry Jekyll, M.D., D.C.L., L.L.D., F.R.S[i]., all his possessions were to pass into the hands of his «friend and benefactor Edward Hyde,» but that in case of Dr. Jekyll’s «disappearance or unexplained absence for any period exceeding three calendar months,» the said Edward Hyde should step into the said Henry Jekyll’s shoes without further delay and free from any burthen or obligation beyond the payment of a few small sums to the members of the doctor’s household”.

Cuando Utterson va a casa de Jekyll, su mayordomo le informa que el doctor no estaba recibiendo visitas, que a veces el Sr. Hyde visitaba a su patrón, lo recibía en su laboratorio y nunca se había quedado a cenar.

“DR. JEKYLL WAS QUITE AT EASE”. Una noche en que Jekyll invitó a cenar a unos amigos, Utterson miró a su amigo sentado frente al fuego; a sus cincuenta años Jekyll parecía un hombre alto y fuerte, con un rostro que transmitía transparencia, elegancia, capacidad y nobleza, y sintió un gran afecto por él.

THE CAREW MURDER CASE”. Un año más tarde, en el mes de octubre de 18–, Londres estaba conmocionada por el terrible crimen de Sir Danvers Carew.  Había sido asesinado a golpes de un bastón; el homicida había sido identificado como un tal Edward Hyde. Utterson acompañó al Inspector Newcomen de Scotland Yard a la casa de Soho, que tiempo atrás había despertado su curiosidad. La casa sólo tenía dos habitaciones amuebladas, pero con gran lujo y gusto, un armario lleno de vinos caros, vajilla de plata, finos tapetes y un hermoso cuadro, “regalo de Jekyll”, pensó Utterson. Parecía que las habitaciones habían sido saqueadas, estaban desordenadas, con la ropa fuera de los armarios y papeles tirados y quemados.  La sirvienta no sabía nada de Edward Hyde, entraba y salía sin avisar, y no lo había visto en dos meses. “Este es el hogar del favorito de Jekyll; el heredero de un cuarto de millón de libras esterlinas”, pensó el abogado.  Un hombre que nunca había sido fotografiado, del cual no se sabía nada, pero todos los que lo habían visto coincidían que era un ser repelente a la vista.

INCIDENT OF THE LETTER”.  Después de varios intentos Utterson logró ser recibido por Jekyll. Poole lo condujo a través de un patio hasta lo que a Utterson le pareció un laboratorio equipado con todo el material accesible para experimentos químicos. Encontró a su amigo y cliente desolado, confuso y en un terrible estado de angustia, le aseguró que nunca más vería a Hyde, y sin aclarar su relación con él, le entregó una carta escrita con una letra extraña y firmada por “Edward Hyde”, diciéndole a su benefactor que nunca podrá pagarle por sus miles de generosidades y que no se preocupe por su seguridad pues tenía los medios para escapar.

INCIDENT OF DR. LANYON.” Miles de libras esterlinas fueron ofrecidas como recompensa para encontrar al culpable de la muerte de Sir Danvers. El 8 de enero el abogado Utterson y el doctor Lanyon fueron invitados a cenar a casa del Dr. Jekyll y departieron como siempre lo habían hecho.  Pero a partir de entonces Utterson no volvió a ser recibido por Jekyll. Preocupado, Utterson fue a ver al Dr. Lanyon, a quien encontró muy enfermo y con gran desazón le mostró una carta que Jekyll le había enviado. Entre otras cosas la carta decía, “If I am the chief of sinners, I am the chief of sufferers also.”  El Dr. Lanyon falleció y después de su entierro Utterson recibió un sobre que contenía una carta, sellada y con la nota de no abrir hasta la muerte o la desaparición del Dr. Henry Jekyll.  Otra vez, la palabra “desaparición”, «…not to be opened till the death or disappearance of Dr. Henry Jekyll.» Utterson could not trust his eyes. Yes, it was disappearance;…”

INCIDENT AT THE WINDOW”.  En otro de sus paseos Utterson y su primo Richard Enfeld pasaron frente a la casa de Jekyll y descubrieron una ventana abierta, se acercaron y al ver a Jekyll, lo llamaron y él se acercó a la ventana, se saludaron y cuando empezaban a platicar, de repente, ante el asombro de Utterson y su primo, el rostro de Jekyll se empezó a distorsionar y cerró abruptamente la ventana.

THE LAST NIGHT”.  Una noche el mayordomo Poole llegó a la casa de Utterson; le dice estar muy preocupado porque su patrón, el Dr. Jekyll tenía semanas de no salir de su laboratorio, apenas comía lo que le dejaban afuera; lo había estado enviando por toda la ciudad a comprar ciertas sustancias, entre ellas unas sales. Utterson se ofreció a ir con él.  La puerta del laboratorio estaba cerrada, Jekyll no respondía, tiraron la puerta a hachazos. Se encontraron con un hombre tirado en el suelo. Utterson se agachó, lo volteó y reconoció a Hyde, vestido con las ropas de Jekyll, que le quedaban muy grandes. Utterson encontró un sobre dirigido a él, le pide a Poole que espere antes de llamar a la policía. Se va a su casa a leer la carta sellada que había recibido cuando el Dr. Lanyon había fallecido.  Luego lee la de su muy querido amigo, el Dr. Jekyll.

El desenlace se narra en los últimos dos pequeños capítulos de esta también muy corta novela, “DR. LANYON’S NARRATIVE” y “HENRY JEKYLL’S FULL STATEMENT OF THE CASE”.

El desenlace confirma el por qué esta es una de las novelas más importantes de la literatura universal.  Con un extraordinario lenguaje, maestría de los retratos físicos y sociales y economía de palabras, Stevenson expone la dicotomía bien-mal y al hacerlo entendemos el por qué se ha considerado a esta la novela como precursora de las explicaciones de la mente humana. Se destaca que es el autoconocimiento que tiene un hombre cabal y educado en el seno de la moral victoriana del siglo diecinueve, sobre su propia personalidad, lo que le hace buscar un antídoto químico para su problema.  Cuando se agota uno de los ingredientes de la pócima y se tienen que usar nuevas sales, el antídoto pervierte sus efectos.

Stevenson utilizó el recurso de explicar el final del Dr. Jekyll como consecuencia de las sales de una pócima, razón por la cual la novela fue adjudicada al género de “terror”.  Sin duda es una novela de terror, pero por el suspenso que producen las narraciones del abogado Gabriel John Utterson, amigo del Dr. Jekyll, al ir describiendo los cambios en la personalidad de su amigo. Ahora se reconocen estos cambios como síntomas de una enfermedad mental llamada el “trastorno de identidad disociativo”, o “trastorno de personalidad múltiple”, esto es, cuando dos o más identidades o personalidades conviven en una persona.

character-map-for-dr-jekyll-and-mr-hyde

 

HENRY JEKYLL’S FULL STATEMENT OF THE CASE

I was born in the year 18— to a large fortune, endowed besides with excellent parts, inclined by nature to industry, fond of the respect of the wise and good among my fellowmen, and thus, as might have been supposed, with every guarantee of an honourable and distinguished future.

And indeed the worst of my faults was a certain impatient gaiety of disposition, such as has made the happiness of many but such as I found it hard to reconcile with my imperious desire to carry my head high, and wear a more than commonly grave countenance before the public.

Hence it came about that I concealed my pleasures; and that when I reached years of reflection, and began to look round me and take stock of my progress and position in the world, I stood already committed to a profound duplicity of me.

Many a man would have even blazoned such irregularities as I was guilty of; but from the high views that I had set before me, I regarded and hid them with an almost morbid sense of shame.

It was thus rather the exacting nature of my aspirations than any particular degradation in my faults,  that made me what I was, and, with even a deeper trench than in the majority of men, severed in me those provinces of good and ill which divide and compound man’s dual nature.

DECLARACIÓN COMPLETA DE HENRY JEKYLL SOBRE EL CASO

Nací en el año 18- en el seno de una familia muy rica, dotado de excelentes talentos, con una naturaleza inclinada al trabajo, al respeto por la sabiduría y por la bondad de mis semejantes, por lo que era de suponerse que con tales garantías tendría un futuro honorable y distinguido.

Sin embargo, el peor de mis defectos, era una cierta disposición, impaciente, por el placer, que para muchos significa la felicidad, pero que yo encontré difícil de reconciliar con el imperioso deseo de caminar con la cabeza erguida y mostrar siempre un semblante serio.

De ahí que he mantenido oculta esa disposición; pero cuando alcancé la edad de la reflexión y empecé a verme a mí mismo y a hacer un balance de mis progresos y de mi posición en el mundo, me enfrenté al hecho de que había desarrollado una profunda duplicidad en mi persona.

Lo que para otros muchos hombres hubiera sido motivo de orgullo, para mí lo era de culpabilidad por las altas metas que me había  propuesto y las escondía con un mórbido sentido de vergüenza.

Fueron las exigentes aspiraciones de mi naturaleza, superiores a las de la mayoría de los hombres y no cualquier degradación de mis imperfecciones, lo que me hicieron ser lo que soy, lo que rompió en mí la esfera del bien y el mal que divide y compone la naturaleza dual del ser. [ii]

AutorRobert Louis Stevenson. Edimburgo, Escocia, Reino Unido, 1850 – Samoa 1894.

FichaRobert Louis Stevenson. The Strange Case of Dr. Jekyll and Mr. Hyde. A public domain book by Amazon Digital Services LLC. 2012. 96 págs. Kindle Edition.

[i] M.D., D.C.L., L.L.D., F.R.S. Doctor of Medicine, Doctor of Civil Law, Doctor of Laws, and Fellow of the Royal Society.

[ii] Traducción de Ana Petrrok