Meyer Landsman

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Extraños días para ser judío….

Michel Chabon  imagina que el estado de Israel fracasó a los tres meses de haberse creado en 1948 por lo que miles de judíos aceptaron el asilo que Estados Unidos les ofreció por 60 años en el Distrito Federal de Sitka, al sureste de Alaska. Chabon crea un universo alterno en la actualmente inocua Sitka., ciudad que a los dos meses de cumplirse el plazo, tiene más de tres millones de habitantes, una gran parte de angustiados judíos ya nacidos en esta ciudad, hablantes de yiddish que se mezcla con el inglés y la lengua nativa, el «tlingit».  El autor de forma irónica o cómica, va advirtiendo al  lector cuando se habla en “americano” o en «tlingit»,  y llama a las pistolas “sholems” (paz), a los cigarros “papiros”, a los teléfonos celulares “shoyfers” (tipo de trompeta hecha con el cuerno de un carnero) y a los detectives “shammes” (el sacristán en una sinagoga) .

En este mundo, los inmigrantes mantuvieron algunas de las costumbres de la época en que el territorio pertenecía a Rusia y construyeron en Sitka una serie de túneles subterráneos para comunicar edificios, siguiendo el ejemplo de Varsovia.   El autor imagina al grupo judío ultraortodoxo, los Verbovers, viviendo según una interpretación literal del Talmud,  con su rabino como líder moral absoluto e inexpugnable, respetando escrupulosamente el sabat, la comida kosher y que vive esperando a el Mesías, “el hombre recto de su generación”, pero al mismo tiempo y muy contradictorio, con una gran capacidad económica, y organizado en una especie de sindicato criminal y corrupto.

En este ambiente, no es fortuito que Chabon haya elegido el ajedrez como el leit motiv de la novela y que haya desarrollado la personalidad del policía de homicidios del Departamento de Policía de Silka, Meyer Landsman según los detectives tradicionales del género “hardoboiled”. Vive en un hotel en ruinas, está consumido por el alcohol y por los recuerdos de su padre ajedrecista, con una exmujer que es al mismo tiempo su jefe pues recién ha sido nombrada Jefe de su departamento, y con su primo y amigo, Berko Shemets, alias Johnny “el oso judío”, hijo de nativa y judío. En el hotel donde vive Meyer Landsman, aparece el primer muerto con un balazo en el cráneo al estilo de una ejecución, junto a un tablero de ajedrez con las piezas de un juego sin finalizar.  La víctima era Mendel Shipilman, el hijo del rabino de los Verbover.

Fascinante forma de reacomodar los hechos históricos para, por medio de una serie de crímenes en la remota Sitka, introducirnos en el muy complejo mundo de las comunidades ultraortodoxoas judías y  en la de los nativos en Alaska.

Michel Chabon. 1963, Washington, D.C. Estados Unidos.

Chabon, Michael. The Yiddish Policemen’s Union. New York: HarperCollins books. 2007. 411 págs.