La sombra del caudillo de Martín Luis Guzmán (México, 1887-1976), casi cien años después de su publicación en 1929, es un clásico de la literatura mexicana que trasciende su clasificación en “novela de la Revolución” y/o “novela histórica”. Su relectura vuelve a sorprender por su magnífica prosa, su fundamento histórico y su tal vez inagotable simbolismo. Su inclusión en este blog es ante todo un homenaje (además de que podría ser una “novela negra”, mucho más negra, porque habla de ambiciones, complots, traiciones, ejecuciones…)
“¿Ignacio Aguirre o Hilario Jiménez?”, tal había dicho desde hacía dos años la voz de la calle (no la voz de la nación: la voz de la calle, la voz de la malicia populachera, que suscitaba ambiciones y pasiones a fuerza de adelantarse a vaticinarlas)”.
La trama de La sombra del caudillo se desarrolla en la primera mitad de la década de los años veinte del siglo pasado, en la ciudad de México y en Toluca, y se centra en la lucha por un botín: la candidatura por la presidencia entre el grupo que apoya a Ignacio Aguirre y el que apoya a Hilario Jiménez, éste, el candidato velado del presidente, “el Caudillo”. Con excepción del gran personaje, el diputado Axkaná González, todos los protagonistas son generales.
“Si uno se atiene a lo que el lenguaje político sostiene, la Revolución mexicana sigue siendo vigente. Para verificar o rechazar esa aseveración sería interesante, y además útil, analizar La sombra del caudillo de Martín Luis Guzmán, la novela política más coherente que se haya escrito en México.” (Margo Glantz)[i]
Destaco dos partes fantásticas de la novela, en las cuales el autor recrea literariamente hechos que sucedieron en momentos de confusión, de intrigas y de violencia: el asalto a la Cámara de Diputados; y la huida, la aprensión y el fusilamiento del grupo aguirrista. Con escrupulosidad Martín Luis Guzmán describe los ambientes y presenta los hechos; con pulcritud retrata a los protagonistas; con maestría maneja el suspenso. Y a casi cien años de su publicación, compartimos reflexiones[ii], prácticas y comportamientos que no sólo se quedaron, si no que parece siguen definiendo la política mexicana:
- La presidencia como «botín».
- El “tapado”, el que es ungido por el presidente en turno.
- “Madrugar” “La política mexicana no conjuga más que un verbo: madrugar”.
- La jerarquía absolutamente piramidal, se adula al superior esperando que los inferiores igualmente sean adulados por sus inferiores.
- Los mítines políticos y los acarreados,
«…— iba ahora el populacho toluqueño. El azul de la cambaya ocultaba ya a trechos la blancura de la manta, amarillenta al sol; el rumor tenue de los pies descalzos se ahogaba en las últimas filas, se perdía entre el crujir de la tierra bajo los huaraches y el tropezar de suelas y tacones contra los guijarros. Y era que Catarino Ibáñez había dado suelta a la voz de que aquella manifestación acabaría en convite y que al convite tendrían acceso todos los manifestantes».
“A cada hombre le daban algo del montón de comida que había sobre las tres mesas: en la primera, un taco de barbacoa; en la segunda, un taco de guacamole, y en la última, un taco de frijoles. Luego se señalaba a los manifestantes el sitio donde podían recibir, si las pedían, más tortillas; y más allá, en torno de unos barriles, les daban de beber. Todo ello, ni muy suculento ni muy abundante; pero junto a la miseria diaria, un banquete. De los indios de las haciendas, muchos habían caminado quince o veinte kilómetros y llevaban doce horas sin probar bocado…”
- Las sesiones parlamentarias con “mangoneadores políticos”, porras provocadoras, refriegas físicas, “el desfogue de los discursos —arrebato de la palabra, desenfreno de la idea, vehemencia en bruto— ponía en realce la violencia y la pistola”.
El desenlace del complot, la huida, la traición y la aprensión del grupo aguirrista, es su fusilamiento.
«Segura mandó hacer alto. Distribuyó los soldados en tres grupos: uno para que se destacara a mano derecha, oblicuamente enfilado hacia lo escabroso de la montaña; otro que procedería igual, sólo que a izquierda, y otro que permanecería en el centro, a espaldas de los presos, destinado a limitar la la hondonada por la parte del valle. De este modo, con la montaña como fondo remoto y el cerro como fondo próximo, los presos quedarían encerrados en un cuadrilátero sin salida. En el cerro había un corte natural de verticalidad casi perfecta: allí iban a efectuarse los fusilamientos».
- Y la “verdad oficial”, vs. los hechos:
«Al otro día de la muerte de Ignacio Aguirre, los periódicos de la ciudad de México no hablaban con mucha amplitud acerca del levantamiento de Toluca. Una fuerza superior a ellos los obligaba de nuevo a no decir lo que sabían. El Gran Diario tenía apenas un boletín oficial bajo este título de vaguedad reveladora: “Consejo de guerra en el Estado de México”. El boletín decía así: “En el Estado Mayor de la Presidencia nos fue proporcionado en la madrugada de hoy el boletín siguiente: ‘El general Ignacio Aguirre, autor principal de la sublevación iniciada anteanoche, fue capturado con un grupo de sus acompañantes, por las fuerzas leales que guarnecen el Estado de México y que son a las órdenes del pundonoroso general de división Julián Elizondo. Se formó a los prisioneros consejo de guerra sumarísimo y fueron pasados por las armas. Los cadáveres se encuentran a disposición de los deudos en el Hospital Militar de esta capital y corresponden a las personas siguientes: general de división Ignacio Aguirre; general de brigada..»
℘
«La Sombra del Caudillo» es la mejor obra literaria que produjo la Revolución, aquí no hay anécdota, aquí hay historia, se presenta el panorama urbano y político con sus aguas turbias, tan turbias que semejan lodo.
El Caudillo es Obregón, está descrito físicamente. Ignacio Aguirre —ministro de la guerra—es la suma de Adolfo de la Huerta y del general Serrano; Hilario Jiménez —ministro de gobernación— es Plutarco Elías Calles, Axkaná representa en la novela la consciencia revolucionaria. Ejerce con ella la función reservada en la tragedia griega al coro”[iii]
[i] Margo Glanz. «La sombra del caudillo: una metáfora de la realidad política mexicana». Fundación Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/la-sombra-del-caudillo-una-metafora-de-la-realidad-politica-mexicana–0/html/00af5544-82b2-11df-acc7-002185ce6064_4.html#I_0_
[ii] Martín Luis Guzmán se ha definido él mismo con “un escritor reflexivo” y que “Bien pudiera deciros, al acogerme hoy a vuestro reposo, que no vengo de las aulas ni de las bibliotecas, sino del trajín de la calle..”
Abreu, Revolución y política: Narrativa de Martín Luis Guzmán / ‘La Jornada Semanal’, 2021. https://www.jornada.com.mx/notas/2021/09/26/cultura/revolucion-y-politica-narrativa-de-martin-luis-guzman-la-semanal2019/)
[iii] Enciclopedia de la Literatura en México, f,l,m., 1977. http://www.elem.mx/obra/datos/233951.
Martín Luis Guzmán. México, 1887-1976.
Martín Luis Guzmán. La sombra del caudillo. México. FCE. 1985. 172 págs. Edición Kindle.
Comentarios