La increíble historia de Antonio Salazar, el dictador que murió dos veces (2020), del escritor Marco Ferrari (Italia, 1952), se publicó originalmente en italiano. Es un texto histórico y una biografía, con algunas partes noveladas, sobre Antonio Salazar, el dictador europeo más longevo que ha existido y que como dice el título, increíblemente murió dos veces.
Hablar de dictadores es hablar de transgresiones más allá de lo inimaginable. Sus historias, que no son ficción, han inspirado la escritura de “novelas de dictadores”, y éstas siempre son novelas negras.
El dictador portugués Antonio Salazar gobernó Portugal desde 1932 hasta su primera muerte en 1969. Duró “dos años muerto pero vivo”, durante los cuales los poderes gobernantes escenificaron “la pantomima más teatral que ningún poder político e institucional haya montado nunca”. El 27 de julio de 1970 murió por una embolia fulminante, veintitrés meses después de haberse caído frente a su callista. Con él se fue el último imperio marítimo occidental.
El libro de Marco Ferrari empieza así: “El imperio cayó por culpa de Augusto Hilário, un simple y humilde callista. Su vida no se había apartado ni un milímetro de la rutina habitual hasta la mañana del 3 de agosto de 1968…” El callista se preparaba para “las callosidades, las micosis ungueales, las verrugas y las uñas encarnadas del presidente” cuando Antonio Salazar se dio un golpe en la cabeza”.
“Tenía ya setenta y nueve años y desde 1932 cargaba con un gran peso: el poder. El secreto de su aguante era la invisibilidad. El cuerpo contaba poco, hasta ese maldito agosto de 1968. Gobernaba un imperio desde una especie de «celda» en São Bento, de donde no salía casi nunca. «Mi política es el trabajo»…”
“…debía pensar en cómo rechazar los ataques en Angola, proteger a los civiles en Mozambique, apresar a los guerrilleros de Guinea portuguesa y reprimir las protestas de los estudiantes universitarios. Por no hablar de los irreductibles opositores internos, los clandestinos y los exiliados, que desde todos los rincones de Europa denunciaban su política sin comprender la misión que le había encomendado el destino, salvar de la disolución al antiguo imperio portugués: «Una patria, una e indivisible»”
“..Él era silencio, ocultamiento, invisibilidad; él era como Dios, estaba un escalón por debajo del supremo gobernante del infinito, pero no debía mostrarse. No tenía edad, no tenía cuerpo, no tenía sentimientos”.
“Y pensaba en los eslabones que habían formado la Carreira da Índia: Madeira, Porto Santo, Azores, Cabo Verde, Guinea, Santo Tomé y Príncipe, Cabinda, Angola, Mozambique, Goa, Damán y Diu, y Timor Este, hasta llegar al remoto Macao. Todo estaba congelado en sus pensamientos, el pasado, el presente y el futuro. Él era el cerebro de Portugal…”
A principios de septiembre de 1968 se sometió a una cirugía craneal, el 16 sufrió una hemorragia cerebral, el 17 se reunió el Consejo de Estado, el 26 se anunció su exoneración y sustitución, el 27 se nombró un nuevo presidente del Consejo de Ministros después de “cuarenta años, cuatro meses y veintiocho días de dominio salazarista”. El 28 de octubre recobró la conciencia a pesar de lo cual los médicos pensaban que su muerte era inminente. Salió del hospital el 5 de febrero de 1969, se sentía listo para retomar su función de gobernante y las nuevas autoridades decidieron implementar una farsa: sus ministros, algunos ya destituidos, asistían a reuniones, recibía personalidades, firmaba papeles, daba consejos, todos fingían que él seguía siendo el presidente. En la redacción de los periódicos se preparaba un ejemplar destinado a su lectura, informando de las actividades de Salazar. Se sabía en todo el mundo, y no en Portugal
“Salazar era la sombra del terror: no aparecía, no hablaba, no se le veía… Estaba convencido de que la gran entidad euro-africana-asiática de Portugal era lo más importante, lo que justificaba el terror y la represión en nombre del mantenimiento de la unidad del inmenso imperio”.
“Una crueldad voluptuosa regía la pirámide del poder, era como un sadismo en la sombra que borraba de la memoria a quienes desaparecían, se pudrían en las cárceles, eran asesinados o expulsados».
La historia que se lee como una novela de horror, describe a “Lisboa, la ciudad de los espías”, los tormentos clandestinos, los horrores de las prisiones. Más de veinte mil miembros del PIDE/DGS, los órganos salazaristas de la represión. Más de veintidós mil ochocientas personas asesinadas y torturadas en los más de cuarenta años que duró la dictadura de Salazar. Estrujantes son las páginas que describen el campo de concentración de Cabo Verde, la Colonia Penal de Tarrafal y otras prisiones. Represiones, deportaciones, arrestos domiciliarios, purgas, generaciones perdidas en la guerra africana, casi cinco millones de exiliados.
Marco Ferrari cita a Antonio Tabucchi para quien «No hay medida salazarista que Pessoa no ridiculizara en poesía». Transcribo unos versos del poema satírico de Fernando Pessoa titulado “Antonio de Oliveira Salazar” (1935):
«Este señor Salazar / está hecho de sal y azar. / Si un día llueve, / el agua disuelve / la sal, / y bajo el cielo / solo queda el azar, es natural”
“¡Pobrecito / del tiranito! / No bebe vino, / ni siquiera solito… / Bebe la verdad / y la libertad, / y con tal agrado / que ya empiezan / a escasear en el mercado”
Marco Ferrari. La Spezia, Italia,1952.
Marco Ferrari. La increíble historia de António Salazar, el dictador que murió dos veces. España: Debate. 2022. 196 págs. Edición de Kindle.
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