«¿Alguien puede decirnos qué pasó con esta pintura perdida o dónde podemos encontrarla?».
La pintura perdida es La mesa herida de la pintora Frida Khalo (Coyoacán, ciudad de México, México 1907 -1954)*.
La mesa herida (2023), la novela de Laura Martínez Belli (España, 1975), inicia en 1935 en la ciudad de México cuando Frida Khalo cruzó el puente que separaba (o unía) su casa con la de Diego Rivera. Vio a su esposo y a su hermana Cristina, Kitty, haciendo el amor sobre una mesa. Frida hizo añicos la mesa y luego la representó en una pintura sobre madera de 1.20 x 2.45 metros, el leit motiv de este thriller que transcurre desde la década de los cuarenta en el siglo XX, hasta el año de 2019.
En la ficción de este thriller, en diciembre de 1947 llegó a Moscú, entonces URSS, una carta mexicana al lugar donde trabajaba Olga Simonova. Vivía en un departamento con una mujer viuda que había perdido a su esposo y a sus dos hijos en la guerra de Crimea. Estaba casada con Pieter a quien no veía desde hacía cinco años, cuando él fue reclutado por el Ejército Rojo. Un poco después de su partida Olga perdió el bebé que esperaba.
Olga trabajaba en la VOKS, la Sociedad para las Relaciones Culturales con el Exterior. Era secretaria, pero tenía estudios de pintura y restauración en la Escuela de Artes de Moscú. La carta era del embajador ruso en México y titular del Instituto de Intercambio Cultural Mexicano-ruso. Anunciaba la donación y llegada de diecinueve obras de artistas mexicanos de gran renombre, afines al régimen. Una de ellas era La mesa herida de la pintora Frida Khalo. El jefe de Olga, Boris Bazhenov, juzgó el cuadro “decadente” y le encargó a Olga que se quemara.
Al dar cuenta de las vicisitudes por las que fue pasando este cuadro monumental, el más grande que pintó Frida, la escritora va intercalando la historia cultural de un México lleno de colores, flores, olores, sonrisas, piezas prehispánicas, vestidos de tehuana, trenzas con cordones de colores y grandes aretes, “ México no es un país tímido…”.
Al mismo tiempo, como en un thriller, con suspenso, transgresiones y enigmas se narra la vida durante los abominables ambientes estalinista y de la Stasi, la policía secreta de la República Democrática Alemana.
Las historias de una Frida real y de Olga, un personaje ficticio que aspira a ser paradigmático, son trágicas y entrañables. Reproducen, yo diría contrastan espléndidamente, los ambientes, lo que no podía ser en México, era en Rusia y viceversa. La abundante información sobre el arte, la pintura, la restauración, la falsificación y tráfico clandestino de las obras de arte son reales y siempre pertinentes.
Laura Martínez-Belli no se queda ahí. Recrea las relaciones de las parejas de Frida y Olga. Las relaciones de ellas con sus madres. Y de Olga con su hija. La relación de Frida, con su hermana Cristina, Ktity. En este punto, acaso, en ambas historias hay una profunda reflexión de lo “femenino” que nos lleva a identificarnos con ellas como madres, como hijas, como hermanas. Y con nuestras heridas físicas y espirituales, y nuestras enfermedades.
Frida amaba a México y a Diego. Frida es una mujer y una artista amada. Más allá de la comercialización, el fenómeno “Frida Khalo” proyecta lo que para ella era “su México”. También el nuestro.
*Sobre la pintura La mesa herida: Mirtha Hernández. La mesa herida, la obra más buscada de Frida Khalo. Entrevista de Helga Prigniz en “Gaceta UNM”, Enero 11, 2018. https://www.gaceta.unam.mx/la-mesa-herida-la-obra-mas-buscada-de-frida-kahlo/
ETIQUETAS: THRILLER HISTÓRICO. PINTURA. LATINOAMÉRICA.
Laura Martínez-Belli (Barcelona, España, 1975)
Laura Martínez-Belli. La mesa herida. México:Planeta. 2023. 455 pás. Edición Kindle.
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