DetectiveIsidro Parodi

Seis problemas para don Isidro Parodi”, escrito por dos grandes: Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares, fue publicado originalmente en 1946.  Entre ambos inventan un autor ficticio, Honorio Bustos Domecq, quien además de “Seis problemas para don Isidro Parodi” publicaron en el mismo libro “Dos fantasías memorables”, “Crónicas de Bustos Domecq” y “Nuevos cuentos de Bustos Domecq”.

Seis problemas para don Isidro Parodi” tiene un prólogo escrito por “la educadora, señorita Adelma Badoglio” en el cual se presenta la biografía de Honorio Bustos Domecq,  se comenta su extensa bibliografía y una “Palabra liminar” a cargo Gervasio Montenegro, de la Academia Argentina de Letras, quien además será un conspicuo personaje en la narración.

Es muy difícil hacer una reseña de cualquier obra de Borges, hay tanto qué decir, investigar, interpretar. En el caso de “Seis problemas para don Isidro Parodi” me imagino a Borges y Bioy, divertidos, inventando con su extraordinaria cultura y excepcional agudeza, a su personaje,  Isidro Parodi, el preso de la celda 273 y escribiendo estas seis “Parodi-as” de cuentos policiacos clásicos.

Isidro Parodi era el dueño de la barbería del barrio Sur en Pata Santas cuando en 1919 fue declarado culpable de un crimen que todos sabían que no cometió y ya “cuarentón, sentencioso, obeso, con la cabeza afeitada y ojos singularmente sabios” recibe en su celda 273 en la Penitenciaria Nacional de Buenos Aires, a los actores y sospechosos de seis casos criminales.  Ellos le relatan los hechos con el lenguaje propio de su procedencia socioeconómica, el del hombre de letras, el del hombre de sociedad, el de la niña rica, en el  lunfardo de las clases bajas o en el caso del chino con un lenguaje lleno de metáforas.

Parodi escucha las narraciones hiperbólicas, rebuscadas y pomposas de sospechosos y testigos. Parodi pregunta poco y al final de cada caso, resuelve al estilo “whodunit” de las novelas “enigma” al estilo inglés, remontándose en la historia de los personajes para explicar -con mucho humor- el o los crímenes.

En “Las doce figuras del mundo” el protagonista es el joven periodista Aquiles Molinari quien cree haber matado al doctor Abenjaldún en una ceremonia de iniciación. En “Las noches de Goliadkin” Gervasio Montenegro con la prosa ampulosa y grandilocuente del que se considera estar sobre los demás, narra lo que será el clásico crimen ocurrido en un tren, en este caso en el Panamericano durante el trayecto Bolivia a Buenos Aires.  En “El dios de los toros”, en lo que parecen torneos verbales, el poeta José Formento, Carlos Anglada y Gervasio Montenegro le cuentan a Parodi los sucesos de unas cartas robadas.  En “Las previsiones de Sangiácomo” Carlos Anglada le dice a Parodi, “Seré rotundo; daré la espalda a toda metáfora” cuando fue con su esposa a consultarlo sobre la muerte de Julia Ruiz Villalba, Pumita “para los de su clase”, la posterior muerte de su novio Ricardo Sangiácomo, y le cuenta sobre el hermano bastardo Eliseo Requena y del padre de ambos, el comendador Sangiácomo, que como buen calabrés, explicó Parodi, era muy vengativo y rencoroso. En “La víctima de Tadeo Limardo” un “hecho de sangre” en el hotel de mala muerte, El Nuevo Imparcial, está narrado con palabras en lunfardo, la jerga de la clase baja de Buenos Aires, para quienes el deshonor es una maldición. El último, “La prolongada busca de Tai An”, se trata de una joya robada, una Madame Hsin, un ebanista ruso, Samuel Nemirovsky, y un forastero Fang She.

En todos los casos Parodi escucha sendos discursos. En ellos parece que Borges y Bioy ensayaron todas las figuras retóricas de la poética y utilizaron el más increíble vocabulario, tan rico que es imposible de comprenderlo en su totalidad:

“…Mire mozo; con tanta charla esta celda parece Belisario Roldán. En cuanto me descuido, ya se me ha colado un payaso con el cuento de las figuras del almanaque, o del tren que no para en  ninguna parte, o de su señorita novia que no se suicidó, que no se tomó el veneno por casualidad y que no la mataron. Yo le voy a dar orden al subcomisario Grondona, que en cuanto los vislumbre, los meta de cabeza en el calabazo. 

 

Autor Jorge Luis Borges, Argentina, 1899 – 1986 y Adolfo Bioy Casares, Argentina, 1914 – 1999.

FichaJorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares. “Seis problemas para don Isidro Parodi” en Cuentos de H. Bustos Domecq. México: Seix Barral. 1985. 291 págs.