“…¿No se le ocurre a usted nadie que quisiera…? —¿Matar a Laura? —dijo la mujer, y soltó una risa liviana—. Todo el mundo. Pero solo en sentido figurado”.
El asesinato de Laura Olivo (2018) de Jorge Eduardo Benavides (Perú, 1964), es un divertido thriller ambientado entre Madrid y Barcelona.
Se desarrolla en el mundo de las agencias de representantes de escritores, editoriales, los escritores vanidosos que venden su alma, negros literarios, plagios, robos, premios literarios, regalías y traducciones. La “literatura” es la mercancía de este negocio que sigue prácticas tan perversas como las de cualquier otro para lograr “un bombazo literario”.
Laura Olivo era la dueña de una de esas agencias literarias en Madrid. Cuando fue asesinada en su despacho, la policía arrestó a Lucía Luján, empleada y amante de la víctima. La tarde del asesinato Laura y Lucía habían tenido un fuerte pleito en un restaurante.
La tía de Lucía estaba convencida de la inocencia de su sobrina por lo que recurre a su inquilino Larrazabal. Sabía que había sido policía en Perú y que de vez en cuando realizaba investigaciones.
“Eres un negro raro que para colmo se apellida Larrazabal y hace gala de vasco. Aquí los negros que triunfan y se aceptan son deportistas. Los demás son inmigrantes, pobres, mendigos, vendedores de La Farola, raterillos, gente venida en patera…”
Apolinario Larrazabal “el Colorado” era hijo de peruana y de vasco. Ya tenía siete años en España, vivía en el departamentito de Lavapiés y trabajaba en la compañía de gestoría y asesoría jurídica, de su compatriota y compadre Tejada. En Perú Larrazabal había sido policía y Tejada fiscal antidrogas.
Junto al cuerpo asesinado de Laura Olivo se encontraron hojas sueltas tiradas en el suelo del despacho, que luego sabremos eran parte de tres manuscritos que estaban guardados en la caja fuerte. Larrazabal, que anotaba todo en un cuadernito, se preguntó si el asesino las había tirado, al descuido o con intención, para despistar o para incriminar, o simplemente para dejar al descubierto quién era realmente Laura Olivo. Dos de esas páginas estaban mecanografiadas en papel con membrete de un hotel de Nueva York. Con la ayuda de Fatima, “una morita” a la que le gustaba leer, encuentran a una «misteriosa mujer» que resultó ser la viuda del gran escritor ecuatoriano “Marcelo Chiriboga”*.
* Wikipedia: “Marcelo Chiriboga es un personaje ficticio creado por José Donoso y Carlos Fuentes como un ‘personaje mítico de la literatura ecuatoriana’ para representar a la literatura ecuatoriana, ausente del boom”.
Jorge Eduardo Benavides. Perú, 1964.
Jorge Eduardo Benavides. El asesinato de Laura Olivo. Madrid: Alianza Editorial. 2018. 328 págs. Edición de Kindle.
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