Jorge Mario Bergoglio nació en Buenos Aires, Argentina, el 17 de diciembre de 1936. El papa Francisco I murió en el Vaticano el 21 de abril de 2025. Es asombrosa la información que desde entonces ha ido saliendo sobre un hombre que poseía menos de cien euros a la hora de su muerte.

El  primero de abril de 2025, veinte días antes de su fallecimiento, salió a la venta El loco de Dios en el fin del mundo de Javier Cercas (España, 1962).

El autor comienza confesando ser “ateo, anticlerical, laicista militante, racionalista contumaz, impío riguroso”. Había viajado al fin del mundo, a Mongolia, en el avión de “el loco de Dios”, el Papa Francisco I. Quería hacerle dos preguntas, una sobre la resurrección de la carne y la otra sobre la vida eterna. Deseaba llevar las respuestas a esas preguntas a su madre nonagenaria, enferma de alzhéimer, quien esperaba reunirse pronto con su esposo.

Como en un thriller, con mucho suspenso, Cercas recorre y describe todo lo que encontró en su búsqueda para obtener del Papa, ¿o no?, las dos respuestas.

En abril de 2023, en la ciudad de Turín, Lorenzo Fazzini, el responsable de la Librería Editrice Vaticana, la editorial de la Santa Sede, se acercó a Cercas, le dijo que el papa Francisco había pensado en él “para que escribiera un libro sobre el viaje, sobre el papa, sobre la Iglesia, sobre el Vaticano, sobre lo que yo quisiera. El jueves 31 de agosto el escritor viajó en el avión papal hacia Ulán Bator, la capital de Mongolia.

Lo que “yo quisiera” dio como resultado El loco de Dios en el fin del mundo. Cercas escribe sobre el viaje, la Iglesia, el Vaticano, de todo lo concerniente a Bergoglio-Francisco, apreciado con la dimensión espiritual de un hombre extraordinario.

Javier Cercas nos regresa a la historia y a los valores primigenios de la iglesia católica [acaso de todas las iglesias]. Nos va introduciendo en los espacios físicos y espirituales del vaticano. Al mismo tiempo dialoga con los personajes cercanos al Papa. Estos diálogos son eruditos y profundos. Entre lo que se dialoga, destaco el énfasis en la importancia que tienen o deberían tener las palabras, para discernir, para propiciar el diálogo entre las religiones, para dar a los pobres dignidad, para lograr la sincronía, esto es, sintonizar el presente con la tradición.

“—Creo que muchos tenemos problemas con el lenguaje de la Iglesia…. Mi madre, que es profundamente católica, no sabe lo que significa la palabra «sínodo»*. Me parece que la mayoría de los católicos tampoco. Y no digamos los no católicos. Usted, que es subsecretaria del Sínodo de los Obispos, ¿podría definírmela?”

“….este sínodo busca crear una comunión más intensa entre todos los católicos, una participación más estrecha en los asuntos de la Iglesia, una comunidad más fuerte y unida”.

[*Sínodo, reunión, escuchar y discutir ideas]

El libro nos descubre Mongolia. Los vaticanistas [periodistas especializados en informar sobre el Vaticano] que viajaron con el Papa debatían sobre las dimensiones geopolíticas y cuestionaban si el viaje a Mongolia no implicaba un acercamiento a China.

Destaco también lo relacionado sobre los misioneros y la misericordia. Se habla de las tareas enormes de los misioneros. En ellos Cercas interpreta lo que Francisco I encontró y que podría llevar la dignificación del catolicismo: la misericordia.

Para Cercas, “misericordia” es la Palabra que podría definir el papado de Francisco I, “palabra hermosa y un poco anticuada”, que “existe cuando el corazón se junta con la miseria del otro”, que “supone una apertura de la iglesia a todos, y no solo los creyentes”.

La misericordia es la virtud de los misioneros que no piden nada a cambio. La misericordia a los pobres y los humillados no debe conocer límites ni fronteras. La misericordia es lo que hace que esta vida no sea la única, es el centro de eso que conocemos como amor, especialmente a los pobres, de los que Francisco habla mucho.

Finalizada la última misa en Mongolia, tras la comunión multitudinaria,

“Francisco hace honor una vez más a su fama de imprevisible y tritura el protocolo sacándose de la manga una acrobacia escenográfica que no figuraba en ningún guion. El cardenal Marengo acababa de dirigirle unas palabras de despedida, en las que le agradece su visita a Mongolia y, a modo de respuesta, Bergoglio se pone en pie y llama a su lado al cardenal emérito de Hong Kong, John Tong Hon, y al recién nombrado cardenal Stephen Chow Sau-yan. Los dos purpurados chinos se acercan al papa, y él les coge las manos y los presenta a la multitud”.

“—Quisiera aprovechar la presencia de estos dos hermanos para mandar un saludo al noble pueblo chino —dice—. A todos les deseo lo mejor. Seguid adelante. Progresad. Y a los católicos chinos les pido que sean buenos cristianos y buenos ciudadanos”.

“Una ovación entregada celebra las palabras de Francisco, pero yo no doy crédito a lo que acabo de presenciar: es evidente que, sea o no improvisado, ese gesto del papa tiñe retrospectivamente todo el viaje a Mongolia de una significación geopolítica; es evidente que corrobora la hipótesis primera de los vaticanistas: el papa ha viajado a Mongolia porque no puede viajar a China, o al menos para acercarse a China…”

Las primeras palabras de Jorge Bengoglio, tras aceptar el cargo de Papa, fueron “Aunque soy un gran pecador”. Las palabras con las que siempre terminó sus discursos son “No os olvidéis de rezar por mí”.

¿Encontró Cercas las respuestas a sus dos preguntas? Como en un thriller, no puedo “espoilear”, pero sí manifestar mi admiración porque Cercas-Bengoglio-Francisco ofrecen otra forma de ver la religión. Quiero pensar que nadie pueda salir inmune, o transformado de su lectura.

ETIQUETAS. BENGOGLIO-FRANCISCO. RELIGIÓN. EL VATICANO. MONGOLIA.

Javier Cercas (Ibahernando, Cáceres, España,1962)

Javier Cercas. El loco de Dios en el fin del mundo. Barcelona:Penguin Random House Grupo Editorial. 2025. 519p. Kindle.

*Enlace a reseñas de thrillers de Javier Cercas