Ignacio Selva

Ignacio Selva era un señorito madrileño, se sentía enfermo de neurastenia y de aburrimiento, el doctor Luz le aconsejó buscar un estímulo, hacer cosas interesantes. Esa noche entró al teatro Apolo, al ocupar su butaca escuchó la voz de un hombre que lo increpaba. “¿Por qué buscaba camorra aquel individuo? ¿Qué móvil impulsaba a Andrés Ariza a fingir encolerizarse cuando yo entré sin meterme con él?” Selva notó en su camisa “— una diminuta manchita roja, viva como labio encendido por el amor; una reciente gotica de sangre”.

De regreso a su hotelito pasó por un solar abandonado, vio un cuerpo de un hombre, estaba vestido de etiqueta, de unos veinte años. Lo habían asesinado. Apareció Pacomio el sereno y él se fue a dormir.

Al día siguiente Selva fue citado por el Juez Cordelero. Selva se da cuenta de que sospechaban de él. Cuando el juez revisó su habitación, encontraron un paquete con un abrigo, una cartera, un pañuelo, un reloj, unos botones de pechera, unos guantes. Pero Selva había observado las huellas de un gentil piececito en el solar abandonado, que el hombre tenía que haber sido asesinado en otra parte y que, “ como no fue asesinado en el hotel donde vivía, mujer tuvo que andar por medio…”. Además de que el paquete encontrado en su habitación había sido liado por una mujer, porque sólo una mujer tenía cintas de seda. El juez le permitió a Selva a que hiciera su propia investigación. “Quizá me ha sugerido tal propósito la lectura de esas novelas inglesas que ahora están de moda, y en que hay policías de afición, o sea “detectives” por “sport””.

El muerto era un malagueño, Francisco Grijalba, que viajaba constantemente a Madrid por los negocios de una casa azucarera de la que era empleado. Selva visitó el hotel donde vivía. En el banco descubrió que no había ingresado una suma de dinero que había cobrado. Descubrió su relación con Chulita Ferna, “Es temible. Derrite el dinero y derrite el tuétano”.

A selva “El aroma de la gardenia le “recordaba la gotezuela de sangre”.

“Después de esta aventura, he comprendido que, desde la cuna, mi vocación es la de policía aficionado.

Resuelto a ejercerla, me voy a Inglaterra a estudiarla bien, a tomar lecciones de los maestros. Y tendré ancho campo en este Madrid, donde reinan el misterio y la impunidad”.

 

Emilia Pardo Bazán publicó esta novela en 1911, tal vez sea la primera novela de detectives española, con seguridad Emilia Pardo Bazán es la primera mujer española que escribió una novela de detectives. Fue novelista, periodista, ensayista y crítica literaria. Fue una infatigable luchadora por la emancipación de la mujer. Su obra se inscribe en el movimiento del naturalismo en España que tiene su mayor expresión en Los pazos de Ulloa (1886-1887), su obra maestra.

 

ETIQUETAS: DETECTIVE.

Emilia Pardo Bazán (La Coruña, España 1851-1921)

Emilia Pardo Bazán. La gota de sangre. Kindle Scribe. 2020. 56p. Ed.Kindle.