Inspector O
Durante el invierno más duro en la historia de Corea del Norte, el de los años 1997-1998, el Inspector O trabajaba en tres casos. Investigaba el asesinato de una mujer norcoreana en Pakistán. Era el acompañante de Janö, un suizo-judío con muchos dólares, en su visita al Condado Hwadae, el lugar ya abandonado, donde ensamblaban misiles. Fue asignado a Sohn, un funcionario de la maquinaria del Centro (eufemismo del Gobierno Central), quien le encomiendó la misión de integrarse a la delegación norcoreana que estaba sosteniendo una serie de pláticas con los americanos en la ciudad de Ginebra, Suiza.
“Ya me perdí otra vez. Recuérdame. ¿Para quién trabajo esta semana? le pregunta O a su jefe, el jefe inspector Park del Ministerio de Seguridad Pública en Pyongyang, la capital de Corea del Norte.
La novela está narrada por O quien va describiendo la vida en Pyongyang, aunque dice que no hay mucho que ver, hace frío y habla de una ciudad gris, en penumbras, solitaria, sin gente en las calles, con un servicio intermitente de luz y calefacción, en donde una taza de agua caliente es un lujo y las personas desaparecen, eufemismo para decir que se han muerto de hambre, como la madre del Inspector en Jefe Park que muere de inanición por darle su ración de comida al nieto.
Los capítulos de O en Ginebra describen las acciones de espionaje-contraespionaje y hasta contra-contra-espionaje. La coyuntura es real. Corea del Norte vivió en esos años la más terrible hambruna y la misión de O es pasar un mensaje a los americanos, una advertencia, de que el hambre puede provocar acciones locas, irracionales, peligrosas. El gobierno norcoreano estaba necesitado de la ayuda internacional. Sabían que los americanos no iban a darles nada, porque ellos no iban a pedir nada, no podían darse el lujo de parecer débiles. La delegación norcoreana debía «blofear» y aguantar. Necesitaban ayuda, confiaban en que creyeran que tenían misiles y que pudieran venderlos a sus enemigos.
Hay agentes norcoreanos, americanos, sudcoreanos, israelíes, miembros del Mosad, árabes y chinos. Todos bajo la vigilancia de Monsieur Beret, el jefe de la contrainteligencia suiza. Se siguen unos a otros, hay amenazas, reuniones en bancas de parques o lugares alejados, se dicen verdades o mentiras a medias, hay heridos y asesinatos y el lector se confunde y se pierde.
“El viento sopla, y nosotros nos doblamos como uno de tus árboles. Tal vez, bambúes. Los bambúes se doblan, ¿o no? Sin dificultad. Deberías tratar alguna vez. Dóblate, O, por una vez en tu vida, dóblate”, le exige su jefe el Inspector Park.
O es un personaje solitario, mesurado, inteligente y perspicaz que sufre por la trágica historia de su país, rebasado por la más terrible realidad. Pero sufre con orgullo y gran dignidad. Su abuelo fue un personaje importante en el partido que le transmitió el conocimiento y amor por los árboles, y muchos de sus comentarios están relacionados con los diferentes tipos de maderas.
O dice que no hay mucho que ver en Corea del Norte. Sí hay mucho que comentar sobre lo que se narra en la novela. El autor no da nombres de los personajes secundarios y se refiere a ellos por sus puestos o cargos. Se describe la realidad poco a poco, sin cuestionar ni valorar. Las reflexiones de O, en el trabajo del detective, “todos son capas, capas e intersecciones”, “el asesinato puede ser muchas cosas, pero nunca es simple”; enlistar todas las posibilidades, la exactitud en los detalles, “reducir a lo esencial, pero si se reduce mucho, puede desaparecer”.
“Creer es fácil, la duda es lo que causa dificultades”
El Inspector O es el protagonista de la serie de seis novelas policíacas, de espionaje y contraespionaje sobre Corea del Norte. Escritas en inglés por quien se hace llamar James Church y que parece ser un oficial de inteligencia americano especialista en Asia.
Consta de los siguientes títulos: A Corpse in the Koryo (2006). Hidden Moon (2007). Bamboo and Blood (2008). The Man with the Baltic Stare (2010). A Drop of Chinese Blood (2012). The Gentleman from Japan (2016).
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Corea del Norte. Una población de veinticinco millones de habitantes, puesto 96 de PIB. Es el país con el mayor número de militares, casi diez millones entre militares activos, reservas y paramilitares. Gobernado por una dinastía de tres dictadores absolutos que han mantenido la más severa política de aislamiento y controlado férreamente todas las áreas de la convivencia humana.
Las imágenes que nos llegan, proyectan una sorprendente organización de las masas y una rigurosa uniformidad de las personas. Y sobre lo anterior, el temor que provoca su capacidad de fabricación de armamento nuclear.
Su nombre oficial es la República Popular Democrática de Corea y según su página web (korea-dpr.com) “The DPRK is the Juche-oriented socialist state which embodies the idea and leadership of Comrade Kim II Sung, the founder of the Republic and the father of socialist Korea».
Geográficamente está situada en la parte septentrional de la península de Corea. Su historia en el siglo XX estuvo marcada por la invasión japonesa hasta la Segunda Guerra Mundial cuando fue dividida en dos zonas delimitadas un tanto arbitrariamente a lo largo del Paralelo 38, la del norte controlada por la entonces Unión Soviética y la del sur por los Estados Unidos de América. Entre 1950 y 1953 estalló una guerra entre ambas, la llamada Guerra de Corea. Oficialmente los dos países siguen en guerra.
En 2014 se publicó en Inglaterra un libro sobre Corea del Norte: Dear Leader. Poet, Spy, Escapee – A look inside North Korea. Desde el primer capítulo parece que uno está leyendo un inverosímil thriller. Su autor llamado Jang Jin-Sung es el pseudónimo de un escritor norcoreano que afirma haber sido cercano al líder Kim Jong Il y huyó a Corea del Sur cuando cayó en desgracia.
Etiquetas: Novelas de espías. Policíaco. Ficción histórica.
James Church, pseudónimo de un autor estadounidense.
Church, James. Bamboo and Blood: An Inspector O Novel. New York: St. Martin’s Press. 2008. Kindle Edition.
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