Fiscal Camilo López

En la página de los créditos de Y mientras Asunción duerme… (2018) de Aldo Luberta Martínez (Cuba, 1969), se lee “A Luisa Beatriz y Benedicta, las niñas de Caazapá, asesinadas brutalmente el 20 de septiembre de 2001”.

Las historias que se cuentan en esta novela policíaca suceden entre el lunes 2 de enero de 2017 a las 23:30 y el martes 3 de enero del mismo año a las 19 horas, en diferentes partes de Paraguay: Asunción, Lambaré y la localidad de Capiitindy.

Al final de libro el fiscal Camilo López “Ha dispuesto una línea de tiempo, una secuencia cronológica de las acciones que hipotéticamente llevó a cabo “Leo” o “Loquillo” durante la noche anterior y la madrugada del 3 de enero de 2017”.

Las historias se cuentan salpicadas con palabras guaraní,con un ritmo pausado, posiblemente reflejo del habla cotidiana. Se advierte el tono de respeto en los diálogos y en las descripciones de los ambientes de familias pobres.

En Asunción, el lunes 2 de enero de 2017, a las 23:30 horas, Don Carmelo, está en la cubierta de “Ña Elena”, en “la inmensidad del majestuoso río Paraguay, que con sus tranquilas aguas permite la navegación serpenteando a lo largo de 2626 kilómetros; tenedor, en sus 4 cursos de singladura, sin distinción, de una exuberante y exótica fauna ictícola con amplia capacidad para alimentar a pescadores de Paraguay, Brasil, Argentina, y Bolivia”.

Don Carmelo mira a lo lejos “las tenues luces del barrio La Chacarita, su barrio, la urbe más poblada de las fronteras asuncenas.” Piensa “¿Qué vamos a esperar de gente que nada más piensa en cerveza, en hablar guaraní, y en bailar reguetón?”

Don Carmelo es un pescador. Esa noche los peces picaban fuerte. Saca un paquete envuelto en tela gruesa. “Mucho polvo blanco bien envuelto que se enganchó en mi anzuelo, vaya a saber por qué, y lo saqué del fondo del río”. Piensa en todo lo que podría comprar con su venta. Lo lleva a su vecino, “Delincuente”.

“La droga, que me trajiste, la voy a vender yo. Yo solo. Y lo que gane, será para mí. Para mí solo”.

En Asunción, el lunes 2 de enero de 2017, a las 23:30 horas, un conductor manejaba un elegante Mercedes Benz rumbo a la ciudad de Lambaré. Había contratado los servicios sexuales de Karina. “Lambaré, uno de los distritos que componen la zona conocida como Gran Asunción, debe su nombre a la frase, proveniente del idioma guaraní, “El Ambaré” que, en castellano significa “El país de las sombras”; sombras proyectadas por las serranías contiguas a la pintoresca y atractiva localidad, bañada por las aguas del río Paraguay”.

“—Sí, Karina soy. —Responde ansiosa la llamada a su teléfono celular. Son 100 mil guaraníes la hora por servicio completo”.

En la localidad de Compañía Capiitindy, el martes 3 de enero de 2017, a las 07:25 horas, las hijas de Gertrudis, María Beatriz y María Benedicta, de 9 y 4 años de edad, caminan desde su humilde casa hacia la despensa de Don Mateo para comprar caramelos.

“—Hola, niñas. —Hola, señor —responde María Beatriz. —¿Dónde van? —A la despensa de Don Mateo a comprar caramelos. —¿Les gustan los caramelos? —pregunta el señor con simulada sorpresa. Las hermanas se miran y, sonrientes, asienten con los ademanes característicos de los infantes. —Yo tengo muchos. ¿Quieren? —Sííííííí —responden casi al unísono las menores”.

Aldo Luberta Martínez (La Habana, Cuba, 1969)

Aldo Luberta Martínez. Y mientras Asunción duerme.. Amazon. 248 págs. 2022. Edición de Kindle. Publicado en 2018 por Arandurã editorial.