¿No sería mejor retroceder, tecnológicamente, hasta el punto en que se encontraba la humanidad en la Edad Media, para recomenzar y tomar un camino menos violento? Yo iría más atrás —replicó el marroquí—. Habría que volver hasta la Edad de Piedra.

El Diccionario de la Real Academia Española define “fábula” como “Breve relato ficticio, en prosa o verso, con intención didáctica o crítica, frecuentemente manifestada en una moraleja final, y en el que pueden intervenir personas, animales y otros seres animados o inanimados”.

Fábula asiática (2016) de Rodrigo Rey Rosa (Guatemala, 1958) es un breve relato ficticio en prosa (208 páginas); alucinante e inverosímil; con una muy evidente intención crítica a la globalización, las armas y el dominio del internet.  Para Élmer Mendoza “Se trata de un thriller de alfilerazos donde los nombres van develando la trama más que los movimientos de los personajes”.*

El último domingo que pasó en Tánger, después de dar una plática sobre la nueva novela mexicana en el Salón del Libro, visitó el barrio de Suani, en la parte baja de Harún-er-Rashid. Iba en busca de un viejo amigo marroquí, artista y contador de cuentos, quien negaba conocer el año preciso de su nacimiento, alrededor de 1940, y a quien no había visto desde hacía casi tres décadas.

Rubirosa inicia su aventura en el alucinante Tánger cuando va a visitar a su viejo amigo Mohammed y cuándo éste le platica sobre su hijo Abdelkrim, un estudiante prodigio becado en Estados Unidos que soñaba ser astronauta y quien “está en problemas”.  Mohammed “…extrajo una bolsa de plástico negra, cuyo contenido — varios casetes de audio y una tarjeta de memoria — …  Cuando tengas tiempo , amigo , oye lo que cuento ahí… Tú puedes hacer libros. Escribe este, si quieres. ¿Es la historia de Abdelkrim? … Sí. Pero también es algo más. ¡Es muchas cosas más!…”

Al escuchar las tres historias que narra Mohammed en esos casetes, empieza una cuarta historia de Fábula asiática: la del escritor mexicano Rubirosa. Las otras son: la del joven marroquí tangerino Abdelkrim, “…Los americanos se llevaron a Abdelkrim a Massachusetts, no solo por el dinero. Él quería irse. Me lo dijo, por el nombre de Alá…”.  La del griego nazareno Xeno, estudiante del MIT en Boston.  Y la del guatemalteco Matías Pacal.  Cuatro historias que se van desplegando cómo ventanas paralelas y que el autor va situando en ciertos momentos del mundo que nos tocó vivir (…Fue por esos días cuando los americanos ahorcaron a Saddam Hussein…).

Durante un ciclo de conferencias sobre la futura colonización de los Puntos de Lagrange en la Universidad de la Singularidad en Silicon Valley, Xeno conoció a Abdelkrim, hijo de Mohammed Zrhouni, el marroquí. Aunque los orígenes de estas mentes singulares difícilmente podrían haber sido más distintos, los dos concordaban en muchas respuestas a algunos problemas inherentes a los viajes espaciales tripulados.

Luego, en el camino de Tassajara, en California, Abdelkrim y Xeno encontraron a Pacal, quien se estaba especializando en la observación de cuásares** y púlsares***.

“En lugar de escandalizarse por las ideas que los distinguían, el marroquí sunnita, el griego ortodoxo y el guatemalteco ateo habían tomado como punto de referencia el firmamento, en cuya relación podían parecer casi iguales.”

La tercera parte del libro formada por los capítulos “Infección”, “Sudario” y “Joyride”, es la más alucinante.  Una asociación ultra secreta, extremista  y “antiarmamentista” hace que Rubirosa se acerque a un espía norteamericano en Tánger, a quien le pide ayuda para traducir los textos de la memoria que Mohammed le había entregado. Luego sabrá y sabremos que cuando el espía insertó la memoria en su ordenador, infectó con un “very bad code”, el cual había sido diseñado en el MIT, las redes del internet. Rubirosa fue sacado inconsciente y amortajado de Tánger.  Despertó días más tarde en Estambul donde siguió la complicada y eficiente red de mensajes que fue recibiendo.  Viajó en ferri, entró a una de las mezquitas de Sinán en la orilla asiática de Turquía, regresó a Estambul, estuvo en la estación de tren, en el Hotel Mármara y en una recepción en el museo Özkaya.  La novela termina cuando los poderosos invitados presencian cómo Rubirosa y una bella mujer salían disparados al espacio, en un cohete a escala, con el objetivo de “neutralizar satélites”.

“Se daba cuenta de que lo habían utilizado. Por qué a mí? —dijo en voz baja.”

 

 

Rodrigo Rey Rosa. Guatemala. 1958.

Rodrigo Rey Rosa. Fábula asiática. España: Penguin Random House. Grupo Editorial España. 2016. 208 páginas. Edición de Kindle.

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*Élmer Mendoza. “Rodrigo Rey Rosa. México: El Universal. 21/11/2017http://www.eluniversal.com.mx/columna/elmer-mendoza/cultura/rodrigo-rey-rosa

DRAE:

** cuásar

Del ingl. quasar, y este acrón. de quasi-stellar 'cuasiestelar'.
  1. Astron. Cuerpo celeste de pequeño diámetro y gran luminosidad, que emitegrandes cantidades de radiación en todas las frecuencias y es el tipo de astromás alejado en el universo.
** *púlsar

Tb. pulsar.

Del ingl. pulsar, acrón. de pulsating star 'estrella pulsante'.
  1. m. Astron. Estrella de muy alta densidad formada exclusivamente porneutrones, que gira muy rápidamente y que emite a intervalos regulares y cortosradiaciones electromagnéticas muy intensas