Cecily

“Fujiwara had entered Cecily’s life during the monsoon season of 1934”.

¿Por qué una amorosa ama de casa malasia se convirtió en una espía de Japón?

The Storm We Made (2024) de la escritora malasia Vanessa Chan, se desarrolla en el contexto histórico de la invasión japonesa a Malasia (1941-1945). Como todas las invasiones fue cruel, sembró el hambre y la muerte en un medio ambiente hostil. El clima de Bintang, un suburbio de Kuala Lumpur, era caluroso y húmedo, con lluvias, tormentas, monzones, inundaciones, mosquitos y malaria. Un lugar donde el aroma de las flores de jazmín se mezclaba con el olor del lodo del agua estancada.

En febrero de 1945 los jóvenes de Bintang empezaron a desaparecer. El día 15, el día que cumplía quince años, Abel desapareció. The Storm We Made narra, en retrospectiva desde ese febrero de 1945, las historias de Cecily y de sus hijos Jujube, Abel y Jasmin.

En medio de todo el horror, sobresale la profundidad y la belleza con que la autora desarrolló a sus personajes: Cecily con la enorme culpa de haber sido la espía y la amante. Jujube, la hija mayor, que no sucumbió a la tentación de asesinar a un japonés a quien atendía en la casa de té donde trabajaba. Abel encerrado en un gallinero de un campo de labor japonés sin que su familia supiera nada de él. Jasmín, la niña de siete años confinada a un espacio oculto para que no la robasen y llevasen a la “confort station”*. La amiga Lina que confiaba en que Cecily rescataría a su bebé.

 *“After the Rape of Nanking**, the Japanese tried to prevent rape crimes in occupied regions. Instead of allowing the soldiers to go out to cities and villages, the women would be brought to them, to “comfort stations” where the soldiers would be allowed to relieve their urges. At first Jujube had started wearing two bras to flatten herself as much as possible. But she soon learned that the recruiters preferred younger girls, pre-pubescent, as they lay more still and did not get pregnant. These recruiters, rough-skinned soldiers, would walk through the neighborhood, knocking on doors. “Guniang,” they would say. “Bring out the young girls”.

[**Durante la segunda guerra sino-japonesa entre diciembre de 1937 y febrero de 1938, los japoneses llevaron a cabo violaciones masivas de mujeres en Nankin, la entonces capital de la República China, además del pillaje y la matanza de civiles].

 

La familia Alcántara, como su apellido indica, eran descendientes de los portugueses que llegaron a la península malasia en el siglo XVI (luego llegaron los neerlandeses, y desde el siglo XIX el territorio de Malasia estuvo gobernado por el Reino Unido). Gordon Alcántara trabajaba para una compañía inglesa que extraía caucho y mineral de estaño. “Gordon was a British loyalist and believer”. Estudiaba las muestras de suelo en Port Lewisham construido sobre el río Talim, pantanoso y repleto de manglares. Regresaba a su casa cubierto de picaduras de mosquitos. A Cecily le preocupaba que contrajera malaria. Pero Gordon estaba satisfecho, pensaba que Bintang, se convertiría como las islas vecinas de Singapur y Penang, en un punto estratégico con un gran potencial para los británicos.

Cecily se sintió cautivada por Fujiwara desde que lo conoció en 1934. Él se hacía pasar como un comerciante de Hong Kong de nombre Bingley Chan. Cecily observó que hablaba el inglés con acento británico y que no tenía los ojos redondeados que ella había aprendido a reconocer en los hombres del sur de China, llevados por los británicos a Malasia para trabajar en las minas. Bingley empezó a visitar a los Alcántara, llevaba whiskey que Gordon bebía hasta emborracharse, después de acostarlo, Cecily y Bingley pasaron de hablar de trivialidades a las confidencias. Cecily manifestó su desilusión por los británicos. Como cuando la maestra de Jujube, su hija de seis años, le había enseñado la palabra “UN-CI-VI-LA-IZED” “The teachers at school said that’s what we are! That’s why they came all this way on a ship to help us! And that’s why we have to go to church, so that God can see we are—reformed!”.

Un día Bingley Chan le habló en inglés con acento japonés, le reveló que se llamaba Shigeru Fujiwara, que era oficial del Ejército Imperial Japonés, que su sueño era una Asia para asiáticos, un mundo en el cual los hombres blancos no ganaran siempre. Cecily vio en él un futuro en que sus hijos “could be more than just unnoticed, bland, ornamentation”.

Fujiwara se convirtió en su “spymaster” y Cecily en una informante ingeniosa, con iniciativa, con un gran conocimiento de Malasia. Su esposo Gordon trabajaba en el departamento de obras públicas de la administración británica, a cargo de la geología y el uso de la tierra. Cecily le contaba a Fujiwara lo que escuchaba, lo que él le platicaba, le llevaba lo que encontraba en la basura y papeles y documentos que le robaba a su esposo, “it looks like part of a log your husband made of tides and hourly water depths at the port. He must have written his findings into a larger report and thrown away these notes”. Cecily y Fujiwara pasaron a encontrarse en el hotel Horizons, a la salida del pueblo. Cecily describe como pasaban de la intensidad a las preguntas de él y a las explicaciones de ella. Que ella ansiosa le interpretaba los datos, los planos, y hasta hacía sugerencias, como el uso de bicicletas para invadir por el norte.

Fujiwara llevaba la copiosa información que le daba Cecily a sus superiores encargados en planear la estrategia para derrocar a los británicos e invadir Malasia.

Cuando los japoneses llegaron en 1941, Cecily, su esposo y sus hijos fueron una de las muchas familias malasias que los recibieron festejando fuera de sus casas. Vieron pasar al general japonés Shigeru Fujiwara, “el tigre de Malasia”. Habían invadido Malasia cruzando la frontera norte con Tailandia, en bicicleta —los británicos esperaban el ataque desde el sur.

Pero Cecily y los malasios se habían equivocado, los japoneses mataron más gente en tres años de ocupación que los británicos en cincuenta. La comida se fue racionando, había hambre y enfermedad, su esposo fue despedido, trabajó como obrero hasta sucumbir, las escuelas y negocios estaban cerradas. Jujube era la única que aportaba algo por su trabajo en la casa de té, Abel seguía desaparecido.

Cuando la pequeña Jasmín desapareció, el deterioro físico y mental de Cecily fue brutal, se olvidó de ella, de su casa, de Jujube y de Gordon.

Ella era parte de «The storm we made».

ETIQUETAS: ESPÍA. GUERRA.

Vanessa Chan. Malasia.

Vanessa Chan. The Storm We Made: A Novel. New York: S&S/ Marysue Rucci Books. 2024. 350 p. Edición de Kindle.

§

Un pequeño apunte sobre la historia y la geografía de Malasia, tomado de Wikipedia (consultado el 4 de abril de 2024):

Malasia está ubicada en el continente asiático. Actualmente su territorio comprende dos partes: la península malaya con Tailandia en el norte y al sur Singapur y el mar de la China Meridional. La Malasia oriental está situada en la parte septentrional de la isla de Borneo que comparte con Indonesia y con Burnei.

La ciudad de Kuala Lumpur es la ciudad más poblada de Malasia, es la capital legislativa y oficial. La ciudad de Ptrajaya es la sede del gobierno. Su lengua oficial es el malayo que se puede escribir en alfabeto latino y en “Jawi”, adaptado del alfabeto árabe. El inglés es hablado en la mayoría del país.

En 1511 el territorio de Malaca fue conquistado por Portugal. En 1641 fue controlado por neerlandeses. Dominado por el Reino Unido desde principios del siglo XIX. Entre 1941 y 1945 fue invadido por los japoneses. En 1946 se disolvió la Malasia británica y el territorio se reorganizó como la Unión Malaya, que se independizó del Reino Unido en 1957. En 1963 se convirtió en una Monarquía federal parlamentaria.

Los malayos constituyen la mayor parte de su población, seguidos de chinos e indios. El islam es la principal religión.