Inspector Singh
La serie Inspector Singh Investigates (2009) de la autora malaya Shamini Flint, comprende siete libros, publicados entre 2009 y 2016. Sus tramas se desarrollan en Malasia, Indonesia, Singapur, Camboya, India, China y en el Reino Unido. Han sido traducidos a muchas lenguas.
El segundo de la serie es Inspector Singh Investigates: A Bali Conspiracy Most Foul (Una muy repugnante conspiración en Bali) se desarrolla en Bali, una de las miles islas de Indonesia.*
Las manos de Jimi, sobre el cuero falso del volante de la minivan, estaban húmedas. Le habían asegurado que su papel era fácil, tan solo tenía que esperar el timbre para que retirara su pie del freno, la minivan se deslizaría lentamente hacia el Sari Club. Jimi no tenía dudas, estaba haciendo lo correcto “It was jihad, the ultimate and only war”. “…he would soon get his reward: seventy-two virgins in heaven. Hopefully they wouldn’t all be wearing burqas”.
Al llegar a Bali desde Singapur, el Inspector Singh escuchó y olió sonidos y olores diferentes y ya extrañaba la comida de Singapur. Vio que las playas estaban desiertas y que había pocas personas en las calles. El atentado terrorista había espantado a los turistas.
Singh es un sij (sikh)** ateo, un hombre maduro, bajo y gordo, le gusta comer y fumar, cada mañana entrelaza seis metros de algodón alrededor de su cabeza formando un gran turbante. Siempre viste una camisa con bolsillo delantero en el que porta más plumas de las que pudiera usar y calza zapatillas deportivas blancas con agujetas.
El Inspector Singh había sido comisionado para apoyar la investigación de los ataques al Sari Club en Bali. Singh había protestado, su especialidad eran los homicidios, no los ataques terroristas. “‘Nonsense! A terrorist attack is just murder on a grand scale. And murder is your speciality” respondieron sus jefes de la policía de Singapur. Dada su reputación, los indonesios pensarían que estaban enviando a su mejor hombre.
La policía de Bali en Denspasar estaba desesperada, habían examinado los escombros muchas veces, lo único que tenían eran los residuos de la bomba en una motocicleta abandonada. Habían pedido ayuda a los australianos, a la CIA, y a Singapur.
Los jefes en Bali decidieron que Singh y la detective Bronwyn Taylor de la Policía Federal Australiana trabajaran juntos. Singh y Taylor fueron llamados al hospital Sanglah donde se ubicaba la morgue de Denspasar. El médico forense doctor Burton les mostró los congeladores, sólo tenían capacidad para doscientos cuerpos; las bolsas con muchos más restos permanecían en el jardín. Esperaban poder realizar las identificaciones con pruebas del ADN que estaban proporcionando los parientes que buscaban a sus desaparecidos. El jefe Atkinson de la Policía Federal Australiana preguntó al doctor Burton si ya les había informado lo que habían encontrado. Burton respondió que iba a hacerlo.
“All right.’ Atkinson gazed at the Sikh policeman appraisingly. Singh supposed he was not a figure to inspire confidence. He was short and fat with an excessive number of pens in the breast pocket of his shirt. His snowy white sneakers were in contrast to the large blue turban on his head. He had a thin upper lip, a pink, moist protruding lower lip and a neatly trimmed beard and moustache, both flecked with white. Atkinson asked, ‘You Moslem?’ Singh was really annoyed now. He said, ‘Not that it’s any of your business, but no.’ ‘Then why’ve you got that hanky around your head?’ ‘Because I’m a Sikh and our people have been turbaned for longer than you’ve had ancestors out of prison”.
El forense les enseñó un trozo de hueso plano. Era la parte de un cráneo, la placa frontal, tenía un agujero en el centro. “A bullet hole,’ said the inspector from Singapore”. El hueso había sido recogido entre los restos del Sari Club: el hombre ya estaba muerto antes de que la bomba explotara.
Las policías indonesias y las internacionales estaban dedicadas a investigar el ataque terrorista, no había recursos ni tiempo para un asesinato, pero tampoco se podía ignorar. Singh y la mujer australiana podían ayudarlos. El cuerpo era de un tal Richard Crouch, caucásico, treinta y muchos, residente en Bali desde hacía seis meses. Su esposa había reportado su desaparición después del ataque. Ella había dejado su foto y el forense había solicitado sus registros dentales al Reino Unido.
“It was time for him to knuckle down and do what he did best – hunt down a murderer”.
Singh y Taylor descruben que Sara y Richard Crouch tenían dos años y medio de casados, que Richard era ingeniero químico, que viajaba mucho, siempre tenía un proyecto en alguna parte del mundo. Seis meses antes le había propuesto a su esposa pasar una temporada en Bali. Y que los Crouch se reunían, poco, con otras dos parejas, los australianos Karri y Tim Yardley, y los ingleses Emily y Julian Greenwood. Pero que Richard se veía más con locales, hablaba la lengua bahasa indonesio, su pasaporte tenía sellos de entradas a países del tercer mundo, América del Sur, India, Pakistán, Indonesia.
Nuri salió de su departamento para ir a Denpasar, la capital. Les dijo a sus hermanos Abu Bakr y Ramzi que iba a comprar la cena. Su esposo Ghani, mucho mayor que ella, seguía buscando un lugar para instalar una escuela religiosa en Bali centrada en las estrictas enseñanzas islámicas. Ghani, de cuarenta y cinco años, su joven esposa Nuri, sus hermanos y Yusuf habían llegado a Bali. Provenían Sulawesi, otra isla escasamente poblada del archipiélago de Indonesia. Nuri no entendía por qué había venido Yusuf.
Bali fue una revelación para Nuri. Ella nunca había visto tanto alcohol, drogas, contactos entre hombres y mujeres; le avergonzaban las muestras de afecto y los turistas escasamente vestidos. Ghani le pidió que dejara de vestir el negro hijab que la cubría de pies a cabeza, porque llamaría la atención en Bali, un lugar difícil para los musulmanes después de los ataques.
Nuri caminó hasta el lugar donde había estallado la bomba, el Sari Club, se espantó por la magnitud de la destrucción y se preocupó porque desde el ataque no había visto a Abdullah. “Although she could not imagine a circumstance in which a devout Moslem like Abdullah might have been caught up in the nightclub bombings.”
Al final, en la narración de la ceremonia en honor de los fallecidos por el ataque terrorista, se conectan los diversos puntos de la trama. Legian Road o Jalan Legian, la calle principal con tiendas, bares, hoteles y discotecas, próxima a la playa y con una activa vida nocturna, fue llenándose con la multitud que avanzaba hacia el cráter donde había caído la bomba. Hombres y mujeres balineses con sus vistosos “sarongs” anudados a la cintura. Ellos con camisas y los típicos tocados indonesios de seda, ellas con blusas con diseño “kebaya”. También caminaban turistas occidentales y jóvenes con camisetas y pantalones cortos. Y cientos de sacerdotes hindúes vestidos con “sarongs” de lino blanco caminaban cantando…
“Singh was due back in Singapore in twenty-four hours. His job in Bali was done. He had solved a murder and uncovered a terrorist plot – more by luck than judgement”.
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El 12 de octubre de 2002, en el interior y frente al centro nocturno Paddy’s Pub del sector turístico de Bali, se detonaron tres bombas. Murieron 202 personas, 163 turistas y 38 indonesios, hubo muchos heridos. La destrucción de comercios y viviendas fue enorme. La explosión dejó un cráter de un metro de profundidad. Tres miembros del grupo islamita “JI” (Jemaah Islamiya) fueron sentenciados a muerte. (https://es.wikipedia.org/wiki/Atentados_de_Bali_de_2002#:~:text=Los%20atentados%20de%20Bali%20de,extranjeros%20y%2038%20ciudadanos%20indonesios. Consultado el 5 de junio de 2024)
ETIQUETAS: TERRORISMO.
Shamini Flint (Kuala Lumpur, Malasia, 1969)
Shamini Flint. Inspector Singh: a Bali Conspiracy Most Foul. NY: Minotaur Books. 2011. 294p. Kindle.
*Unas palabras sobre Bali e Indonesia.
La Isla de Bali es una provincia de Indonesia. Población: cuatro millones de habitantes. Capital: Denpasar. Popular destino turístico y comercial. Famosa por sus playas, su comida y sus artesanos: tallas de madera, tejidos (batik, ikat), orfebrería. Religión: única provincia de Indonesia con mayoría practicante del hinduismo balinés. Lenguas: el oficial indonesio y el balinés.
La República de Indonesia en el sudeste de Asia y Oceanía, comprende más de 17,000 islas, entre ellas Sumatra, Java (donde se sitúa la capital Yakarta), Bali, Célebes, partes de Borneo y Nueva Guinea. Población de alrededor de 280 millones de personas. Es el país con más musulmanes en el mundo. Se independizó del Reino de los Países Bajos en 1945. Lengua oficial: indonesio.
**El sijismo (en inglés sikh) es una religión desarrollada en India a partir del siglo XV, en el contexto del conflicto entre las doctrinas del hinduismo y del islam. Creen en un dios panteista, en la meditación espiritual, en la guía del gurú, en la adhesión al “Dharma” (rectitud, valor moral) y en la igualdad entre los seres humanos. Los varones sijes agregan un segundo nombre “Singh”, (león), después de su nombre.
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